El cine de Mika Ninagawa es siempre fascinante: una mezcla perfecta de sus influencias tanto cinematográficas como fotográficas, que recupera de su trabajo como realizadora de fotografía de moda e imprime en la pantalla con colores casi imposibles. Se trata de películas centradas en protagonistas femeninas, subvirtiendo tramas habituales de la cultura pop japonesa que explotan a quienes representan algunas de las miembros más vulnerables de la sociedad.
Diner, basado en el manga del propio guionista de la película y del mismo nombre, trata sobre una chica que vive apartada de la sociedad y que se siente rechazada por todo el mundo. Un día tiene un encuentro fortuito con una imagen de la ciudad de Guanajuato, y empieza a buscar trabajo para pagar un viaje hasta allí. Encuentra un trabajo que parece ideal, pero que la llevará a trabajar para un tipo de asociación criminal como camarera en un restaurante que sirve a sicarios.
El argumento es totalmente ridículo, pero es lo de menos; lo que hace que Diner destaque por encima de la adaptación manga media es el corazón que esconde en prácticamente cada línea de su guion, y que Ninagawa se esfuerza en sacar a la superficie constantemente. Esto, unido a su gusto por el diseño de producción lustroso y una fotografía realmente impresionante, dan lugar a una película que, aun con sus carencias, juega en la liga de algunos de los mejores realizador nipones, y promete un futuro brillante para una directora que ya se ha posicionado como una de las estetas más interesantes del panorama internacional.