Hirokazu Koreeda es actualmente junto a Naomi Kawase y el veterano Yôji Yamada, uno de los directores que más está despuntando dentro de la cinematografía japonesa. Películas como De tal padre, tal hijo (con la que ganó el premio del jurado en Cannes el año 2013) o Kiseki (Milagro) le han valido para convertirse en un cineasta referente dentro y fuera de su país. Su última película, Nuestra hermana pequeña, que compitió en la selección oficial de la pasada edición de Cannes, vuelve a contener aquellos detalles de autor propios de Koreeda que le hacen tener un estilo inconfundible.
Nuestra hermana pequeña es una película cuya trama carece de un conflicto potente que guie la narración. La obra, inspirada en un manga de Akimi Yoshida, narra la historia de tres hermanas adultas que viven juntas y tras recibir la noticia de que su padre (el cual las abandonó de pequeñas) ha muerto, descubren que tienen una hermanastra pequeña. Las tres, tras ver que queda desvalida, deciden adoptarla. Superado este obstáculo la película se centra en narrar el proceso de adaptación y convivencia de las cuatro hermanas. La obra pasa a retratar, prácticamente desde un punto de vista documental, la vida de estas cuatro mujeres, cuyos problemas (vinculados sobre todo al pasado familiar) son tan realistas que acaban convirtiéndose en nimios y anecdóticos. En cada escena y secuencia se respira una atmosfera de felicidad y paz muy pocas veces quebrada.
El principal objetivo de Nuestra hermana pequeña es la elaboración de un retrato poético sobre lo cuotidiano. Ozu, Naruse, Mizoguchi, son otros autores clásicos que tenían precisamente este objetivo. Pero el retrato de Koreeda se queda en este caso corto, por la inexistencia de conflictos con fuerza y trascendentales que aporten expresividad a la narración. Aun así la obra sigue siendo conmovedora, pero vaga sin rumbo, no hay nada importante que resolver, el espectador solo se limita a la contemplación de una narración bella pero poco elocuente. Por esa razón se le hace difícil al espectador encontrar un final para la película, que podría haber terminado en la primera hora o haberse alargado infinitamente. Esto no juega a su favor ya que se dilata la narración apagando el interés del espectador.
Buena parte del potencial de Nuestra hermana pequeña surge del cuarteto de mujeres protagonistas. Todas ellas tienen una personalidad muy clara y muy bien definida. Son carismáticas por separado y cómo grupo y en este sentido sí que consiguen conmover al espectador, ya que lucen naturales y realistas. Koreeda es un gran director de actores y de niños, como ya venía demostrando en sus anteriores películas. Este es el punto más fuerte de la película y que la acaba sosteniendo. Koreeda sigue manteniendo varios elementos de su autoría dentro del film pero sin acabar de conseguir que luzca ni mucho menos como una de sus mejores obras.