Parece que el terror ha llegado al festival. The offering ofrece una historia con un demonio que aún no habíamos conocido pero repitiendo viejos modelos que asustan ya más bien poco. Últimamente parece que los directores norteamericanos han decidido llevar a sus protagonistas a lugares exóticos y lejanos donde pueden inventarse nuevas leyendas locales y seres sobrenaturales que nunca hemos visto como el que aquí aparece. Este año la India, Japón y ahora Singapur han recibido la visita de mujeres que han tenido contacto con fuerzas fantasmales y demoniacas en casas, templos o bosques plagados de espíritus.
La presencia de niños vivos o muertos siempre funciona al ser víctimas propiciatorias de todo tipo de perrerías, posesiones demoniacas incluidas. Su aparente fragilidad e inocencia choca con la fuerza que parecen tener los fantasmas que se acercan a ellos con intenciones no precisamente benignas.
Al menos no tenemos que aguantar casquería barata ni muertes extremadamente violentas. Las que se suceden no The Offering dañan la vista ni los estómagos llegando Kelvin Tong, el director del film, a colorear la imagen para que impresione menos o a no demorarse mucho en los primeros planos violentos como la escena de los insectos expulsados del cuerpo de la hermana fallecida de la protagonista. Lo mismo ocurre con los sustos muy predecibles pero que duran muy poquito. La calma sucede enseguida a la tempestad.
The offering se pierde en explicaciones y diálogos con poca importancia y transcendencia e imágenes sin sentido que aportan entre poco y nada al conjunto. Podía haber ido al grano sin perderse en tantas historias que al final lo que hacen es enmarañarlo todo mezclando experiencias personales pasadas e investigaciones sobre la religión como el tema de la Torre de Babel y los habitantes anteriores de algún lugar en particular.
¡Qué manía de terminar este tipo de películas con una posesión diabólica! La sobrina de la protagonista femenina no se le ocurre mejor idea que jugar y comunicarse con una linterna en lenguaje morse tanto con los muertos de su casa como con aquel que ha contribuido a su fatal fallecimiento. El resultado es quince minutos de exorcismo sin sentido en el sótano de la casa, lugar de residencia de antiguos inquilinos y presencia de un cura que parece saber menos del ritual que los ignorantes padre y tía de la niña. Acto final que empobrece aún más el resultado llegando a provocar risas entre el personal. ¡Todos hemos visto ya El exorcista! No hace falta que vuelvan a repetirnos las mismas frases de siempre, los mismos comportamientos y engaños del maligno y cambios de aspecto y forma con ejercicio de contorsionismo de cabeza sentada en una silla. Al menos la muerte del exorcista imitando la crucifixión de Cristo cambia el guion de algo que ya está muy trillado en este género.
Sin duda son los sustos lo que hace que The Offering mantenga el interés. Las apariciones sorpresivas vía lente del telescopio y los fenómenos paranormales como puertas que se abren y cierran solas, objetos que cambian de lugar o se mueven escriben y saltan en camas elásticas ayudan a que no abandonemos nuestra butaca.
Poca cosa para aquellos que hemos visto mucho de este género. En esta ocasión sí que ha ayudado poco que el reparto sea desconocido y el presupuesto escaso. Estoy seguro que Expediente Warren 2 subirá el nivel.