Desde que ganara fama internacional con el largometraje Italiano para principiantes, la danesa Lone Scherfig se ha convertido en una experta en aquello que los anglosajones llaman dramedy, la mezcla de comedia y drama. El resultado son productos comerciales con una estupenda factura técnica y repletos de buenas interpretaciones. La amabilidad de los extraños se puede incluir de ese particular subgénero que tanto ha visitado la firmarte de An Education.
La realizadora pretende hacer un análisis de la soledad en la gran urbe a través de un grupo de personajes heridos que se van encontrando en la ciudad de Nueva York. Una mujer que huye de su marido maltratador en compañía de sus dos hijos, un gerente de un restaurante que pasó tiempo en la cárcel, una enfermera que cuidó de sus padres e intenta llenar su tiempo trabajando y un joven que no encuentra un empleo permanente son algunos de los protagonistas de una historia que comienza triste para ir adoptando un tono más optimista según avanza el largometraje.
La directora ofrece una película positiva y esperanzadora que recuerda a títulos como Qué bello es vivir o Juan Nadie, dos cintas donde Frank Capra daba rienda a su particular confianza en el ser humano otorgándole una nueva oportunidad a sus desafortunados protagonistas. Como el autor de Caballero sin espada, la cineasta siente cariño por sus personajes y pretende que el espectador les comprenda.
Quizá el gran problema de Scherfig, que también firma el guion, sea que edulcora en exceso el conjunto y echa mano en demasiadas ocasiones de las casualidades para justificar algunos hechos. Esto provoca que la película caiga en numerosas ocasiones en lo inverosímil y el tono acabe siendo demasiado empalagoso. Estos dos elementos fueron los culpables que su película fuera recibida con rechazo en el Festival de Berlín del año 2019, donde inauguró la sección oficial.
No obstante, a pesar de estos errores, La amabilidad de los extraños no es un filme totalmente despreciable, debido a la buena dirección de todos los actores, una puesta en escena cuidada y un cierto humanismo que parece demodé en estos tiempos cínicos que nos ha tocado vivir.