Lo fácil es decir que Jack y su gemela es una mala película. Eso ya lo habrás leído en muchos sitios. Y, para que nos vamos a engañar, no es ninguna maravilla. Pero no es un fraude al estilo de Zooloco. Aquí el concepto está claro: ver a Adam Sandler travestido haciendo burradas. Poco más. Y yo que soy un rebuscado me planteo una serie de cuestiones.
No me pregunto en qué estaban pensando Sandler y compañía (Al Pacino incluido) cuando le fueron con la idea a la productora de la peli. Está claro que el objetivo era sacarles la pasta de la forma más descarada posible. Lo sorprendente es que los de Columbia/Sony Pictures le diesen a estos tipos cerca de 80 millones de dólares para hacer esto. Me imagino a Sandler con su guionista escribiendo descojonado de la risa pero no por lo gracioso del argumento sino pensando en los ejecutivos de la Sony. Encima Sandler va y mete a toda su cuadrilla de amigos en pequeños papeles para darles trabajo y rellenar minutos.
¿Y en qué se han gastado los 80 millones de euros? Pues ni idea. Porque ni siquiera el maquillaje para disfrazar a Sandler de mujer está currado. Para que lo entendáis lo de Robin Williams en Señora Doubtfire es una Obra Maestra del Maquillaje al lado de la Jill de Sandler. Y aquí es donde Sandler demuestra lo en serio que se toma esta peli, es decir, nada. Además mete a Al Pacino que interpreta a Al Pacino. El cheque pagado a Michael Corleone tiene que haber sido de órdago y el neoyorquino lo ha aprovechado para pasárselo pipa. Sin duda su enamoramiento de Jill es lo mejor de la película.
Por último, Sandler mete a su familia en un crucero con destino a Mallorca. Y aquí tenemos unos milloncejos más para que todo el mundo se lo pase de miedo. La conclusión es que Sandler se la ha metido doblada a los de Sony de la mejor manera posible: atacando su criterio para producir bazofias sin sentido. Sandler siempre ha sido un terrorista desde sus tiempos del Saturday Night Live y aquí lo sigue demostrando. Y que lo siga haciendo por mucho tiempo.
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