Quentin Dupieux se ha convertido rápidamente en uno de los directores más queridos del festival. Hace más de diez años ya sorprendió a todas aquellas personas que tuvieron el valor de acudir a la proyección de Rubber, una película de la que prácticamente nadie conocía nada más allá de que trataba las aventuras y desventuras de un neumático asesino. Pero es en los últimos años en los que se ha ganado el especial cariño de los asistentes del festival y que desde la proyección de Au poste! en 2018, cada año han podido disfrutar de las pequeñas joyas que son sus películas. Por eso el público no dudo en ovacionar al director cuando fue a recoger el premio Màquina del temps, dedicado a la carrera y trayectoria de un artista que, en sus propias palabras, no solo no había finalizado sino que prácticamente acababa de empezar. Solo hace falta ver cómo sus dos últimas películas, Increíble pero cierto y Fumar provoca tos se han hecho hueco en la programación oficial del festival para reconocer el gran estado de forma en el que se encuentra el director francés.
Increíble pero cierto pese a no ser un desastre de película, es la propuesta más floja de las dos películas presentadas. Sobre todo porque deja ver las carencias que puede tener su peculiar estilo de hacer cine. La película, como prácticamente todas las anteriores, tiene un componente principal en forma de mecanismo fantástico, en este caso una residencia que tiene unas escaleras que permiten viajar al futuro pero a la vez rejuvenece tres días de vida a quien las baja. Una premisa muy interesante pero que rápidamente se ve abandonada por el humor y chistes fáciles de tramas secundarias que en vez de ayudar a completar las originales ideas propuestas, pueden distraer un poco al espectador. Quizás Quentin Dupieux debería replantearse la velocidad con la que realiza sus películas, asentar las ideas, dejarlas reposar y trabajarlas con un poco más de cariño. El film sin embargo tiene escenas muy divertidas y es salvada por unos actores en un especial estado de gracia.
El contrapunto de Increíble pero cierto es Fumar provoca tos, una película que al contrario de la anterior pone de manifiesto los grandes puntos fuertes de Quentin Dupieux y por qué su peculiar forma de entender el cine es incluso a veces necesaria. La obra, mucho más bizarra y surrealista, nos centra la acción en un grupo de personajes al estilo Power Ranger que combaten el mal a través de unos poderes relacionados con los elementos químicos negativos del tabaco. El grupo necesita un momento de desconexión para reforzar el sentimiento de equipo. Por esa razón realizan un retiro vacacional sugerido por su jefe intergaláctico interpretado como no podría ser de otra forma por una marioneta repugnante. Los miembros de la patrulla, aburridos, deciden pasar el tiempo explicándose historias de miedo entre ellos; por lo que la película adquiere la forma de los míticos seriales o antologías de terror. Fumer Fait Tousser no solamente es una película muy acertada en el sentido cómico, sino también una obra que reflexiona sobre la forma de construir películas de Dupieux. Un director que pone en relieve la necesidad de contar historias sin importar quién las cuente ni qué cuenten. Al fin y al cabo son la forma de entretenimiento más anciana e importante que se mantiene hasta nuestros días y además, no solo tiene la voluntad y la intención de distraer, sino también la de hacernos reflexionar sobre el mundo que nos rodea y las personas qué somos. Por eso ahora y siempre: ¡Vivan las historias!