Uno de los peligros a los que se enfrenta todo documental es a acabar convirtiéndose en un reportaje periodístico. Cuando las ideas de un relato no se plasman de una forma original, seleccionando aquellas partes de la realidad más sugerentes y atractivas, o bien cuando no se consigue desarrollar un estilo único y propio que no se limite a entrevistar o a capturar aquellas cosas banales de la realidad, el documental pierde su fuerza y se convierte en reportaje. Greece, days of change cae en este error al transformar su estudio sobre la recuperación de la crisis griega en un reportaje, que si no fuera por su dilatación, bien podría haber introducido en un telenoticias.
Tres personas son seleccionadas para mostrar como Grecia, incapaz de rehacerse por sí sola, tiene ciudadanos que luchan por tirar hacia delante un país brutalmente afectado por la crisis. El tiempo dedicado a estos personajes es del todo desequilibrado, buena parte del documental está protagonizado por el Juan Manuel Sánchez Gordillo de Grecia, un hombre que reivindica el poder del pueblo para cambiar el país y que se caracteriza por intentar eliminar los intermediarios en el comercio de los productos básicos. Un hombre sin techo cuyo propósito es ayudar a otras personas sin hogar y un vendedor de tomates que intenta afrontar la crisis son los otros dos protagonistas. Protagonistas de relleno que aportan simplemente otro punto de vista pero sin demasiada profundidad.
Greece, days of change está construida a través de la entrevista y el seguimiento de las vidas de los personajes. Lo que intenta transmitir podría haberse resumido en veinte minutos pero sin embargo el reportaje dura una larga y tediosa hora más. Aun así el mensaje que se intenta transmitir no es del todo malo. existe esperanza para el pueblo Griego gracias el trabajo de estas personas. Pero la obra, lamentablemente, es insulsa y pierde fuerza a medida que avanza quedándose en un simple y superficial retrato sobre la crisis que busca pero no consigue, emocionar al espectador.
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