Reino Unido y Estados Unidos nos traen una nueva remesa de películas de autor dentro del D’A Film Festival 2020, certamen barcelonés dedicado al cine de autor que este año está teniendo una versión completamente online en Filmin. Reseñamos Nocturnal de Nathalie Biancheri y Adam de Rhys Ernst.
Nocturnal (Nathalie Biancheri, 2019) ⭐️⭐️⭐️
Las historias de jovencita-seducida-por-un-hombre-con-edad-de-ser-su-padre son tan antiguas como el mismo cine. Nocturnal, debut en la dirección de la Nathalie Biancheri, toma esta premisa, que ya hemos visto en películas más recientes como Fish Tank de Andrea Arnold, para narrar la obsesión del pétreo obrero Pete por la adolescente Laurie. Del mismo modo, la joven, con sus diecisiete años recién cumplidos, acogerá con agrado el interés de Pete.
Encerrada en un misterio que tarda lo justo en resolverse, Nocturnal consigue incomodar en sus primeros compases hasta que el relato se va desenmarañando siempre de forma natural, guiada por el hermetismo del protagonista masculino. Biancheri elabora así una película pequeña en su formato y ambiciones, pero efectiva a la hora de dar una vuelta de tuerca a un tema siempre problemático. De paso, introduce los suficientes apuntes sociales y proletarios tan del gusto de cierto cine inglés sin que huela a soflama política. Una película breve (85 minutos) pero de gran humanidad y sensibilidad.
Adam (Rhys Ernst, 2019) ⭐️⭐️⭐️
En un mundo ideal, Adam debería ser una película que sirviese para romper prejuicios y a la vez realizar algo de pedagogía sobre la transexualidad, entre otras cosas. El protagonista del título, un joven de 17 años, acudirá a Nueva York a pasar el verano con su hermana y allí descubrirá la complejidad del mundo queer donde gays, lesbianas, transexuales, no-binarios y demás categorías se convertirán en un quebradero de cabeza que acabará produciendo una desagradable confusión.
Para los no iniciados, es decir, un cis hetero que no haya salido de su burbuja, Adam puede servir como un acercamiento al complejo mundo de la identidad sexual donde las categorías pueden ser tan liberadoras como excluyentes. El hecho de que la película esté dirigida por un hombre trans y su guionista sea una mujer lesbiana nos pone sobre la pista de que se ha intentado contemplar todas las sensibilidades, mientras pone también en evidencia las diferentes contradicciones que se pueden producir a la hora de encerrar los sentimientos humanos dentro de categorías lingüísticas. Por ello, Adam también ha sufrido un fuerte rechazo de ciertos sectores queer que, en opinión del que suscribe, no pueden ser mas desacertados. El cine no puede, ni debe, ser una representación fiel de ningún colectivo, al contrario, cuanto más dudas abra sobre ciertos conceptos mejor para todos porque permitirá discutirlos y presentarlos en su complejidad.
Aún así, quizás sea darle demasiada importancia a una cinta que no pasa de ser una comedia dramática, por basarse en una confusión, funcional, que hace pasar un rato agradable e incluso puede servirle a alguien para descubrir que el mundo es más complejo de lo que parece dentro de su cámara de ecos. Dispuestos a ofendernos siempre podemos recordar Os declaro marido y marido.