Un nuevo año y comenzamos igual que el pasado 2016. En España están de moda los films policiacos como este Contratiempo de Oriol Paulo, director que ya había coqueteado antes con el género en El cuerpo donde también trabajaba el gran José Coronado y en los guiones de Secuestro y Los ojos de Julia donde el suspense campaba a sus anchas. Vértigo de Alfred Hitchcock o Doble cuerpo de Brian de Palma son los padres de esta criatura que cuenta con muy buenos momentos como las diferentes escenas de crimen presentadas y analizadas al detalle y otros malos que ni por asomo sorprenden como el giro del final que se adivina después de las pistas dejadas a través de comentarios o situaciones.
Una habitación será el escenario de este Cluedo particular. Una ilustre abogada y un sospechoso de asesinato se verán las caras y tratarán de resolver un caso que parece complicado a primera vista. Después de ochenta minutos no solo ellos dos se habrán quitado la careta, todas las otras piezas del puzzle se habrán colocado en su lugar correspondiente revelando una verdad que se escondía ya demasiado tiempo.
¿Quién es culpable? ¿En qué grado? ¿Vale todo en la búsqueda de la verdad? Todos estos interrogantes que son contestados en tiempo presente pero planteados en pasado a través de flashbacks nos hacen preguntarnos además si de verdad la justicia está haciendo los deberes o si acaso algo está fallando y el dinero puede comprar silencios o libertades.
Contratiempo juega con nosotros mareándonos y abriendo ante nosotros varias puertas. En cada una de ellas el futuro se presenta distinto pues el culpable o culpables son diferentes. ¿Es Adrián Doria inocente del crimen que se le imputa y alguien ha querido castigarle por un desafortunado accidente que nunca debió silenciarse? o por el contrario ¿Es culpable no solo de ese accidente sino también de una infidelidad y un asesinato a sangre fría de su amante, la pobre Laura, una Bárbara Lennie que ha sido engañada por el astuto rico empresario?
La nueva Jessica Fletcher, heredera de Miss Marple de Agatha Christie, es la abogada Virginia Goodman que aquí hace de detective, madre confesora y algo más. Si echamos la mirada hacía atrás Mario Casas parece estar imitando al bueno de Edward Norton en su entrevista con Richard Gere en Las dos caras de la verdad o a lo mejor es verdad todo lo que dice y que puede probarse y hay una mano negra o dos que están manejando los hilos de esa función y manipulando la escena o escenas del crimen o crímenes a conciencia.
En este thriller hay dobles personalidades que se pasean por un pasado nevado y que recorren confortables hoteles con dudosas medidas de seguridad y paisajes boscosos donde pueden aparecer de la nada vehículos, ciervos o testigos silenciosos que pueden arruinarte la vida y tu reputación. Las decisiones que tomó una de ellas anteriormente condicionará las vidas de todas las otras en el presente y en el futuro.
Engaños, mentiras, medias verdades, fantasías, sospechas fundadas e infundadas son el ABC de un tipo de film como este Contratiempo que busca atrapar la atención del espectador el mayor tiempo posible. Presenta un misterio que debe ser resuelto aportando datos y pistas pero olvidándose de la mayor, ese as de la baraja que guarda en la manga y que solo sacará al final de la función esperando el oh del público. La mala noticia es que se le puede volver todo en su contra porque si por un casual hemos dado con la tecla por estar atentos a cada uno de los detalles ese último juego pirotécnico y artificioso será esperado y solo corroborará lo que ya todos imaginábamos. En el diálogo, en este caso a dos, se han dado las claves y la solución al enigma, un error para el gran maestro del suspense Hitchcock que prefería que estas salieran a la luz a través de las miradas o gestos recogidos por la cámara, verdaderas caras de la verdad y sentimiento humano. Una imagen vale más que mil palabras o los ojos son el espejo del alma. Alguno desearía cambiar los suyos o al menos enmascararlos también ¡Cuando veáis Contratiempo sabréis porque lo digo!
1 comment