Bélgica ha elegido El nuevo nuevo testamento para que les represente en la gala de los Oscar del año que viene. Confían en que sea esta comedia la que se lleve el gato al agua y consiga la estatuilla para su país. Un film que habla de religión pero en un tono nada serio, más bien todo lo contrario, algo que ya no nos resulta novedoso en la cinematografía actual.
Dios existe… y vive en Bruselas. Una frase que sirve de inicio, una frase que de seguro se hará famosa. Este Dios es un ser despreciable, nada benévolo, que frente a su ordenador teclea leyes sin sentido que solo pretenden amargar la vida de los seres humanos. No vive solo, su mujer e hija Ea comparten espacio y vivencias a su lado pero desean salir de un paraíso que a sus ojos es un infierno.
Un día la pequeña decide enfrentarse a su padre y decide abandonar el hogar familiar para reescribir la historia buscando a seis nuevos apóstoles que escribirán un nuevo testamento. El número dieciocho es importante pues es el número favorito de su madre. Antes de huir se venga de su progenitor mandando por SMS la fecha de defunción a todos los hombres y mujeres del mundo lo que enfada más aún al Creador con el aspecto de Benoit Poelvoorde que no duda en perseguirla para castigarla.
La película se divide en dos mitades muy diferenciadas, en la primera sirve de presentación humanizada de la supuesta familia sobrenatural y nos muestra su ordenada vida con un ritmo pausado que se corresponde con lo que se está narrando. La segunda parte es otra cosa, pues dejamos a un lado la mesura y tranquilidad para embarcarnos en una alocada aventura que más parece el delirio del director con escenas surrealistas como las de la mujer que se siente abandonada, en la cama con un gorila.
La influencia de producciones como Dogma de Kevin Smith, Como Dios de Tom Shadyac o La vida de Brian de los geniales Monty Python mezclando a Dios con la comedia es muy clara no solo por los personajes que aparecen junto a él sino también por algunas de las escenas de las mismas como el paseo sobre las aguas o el lugar donde trabaja el Creador con aspecto de aburrida oficina o archivo desprovisto de muebles si exceptuamos la mesa de despacho donde tiene su ordenador y donde se entrega a vicios muy humanos como el alcohol o el tabaco.
El nuevo nuevo testamento agrupa a un importante elenco de actores y actrices a cual más genial empezando por el mencionado Benoit Poelvoorde y acabando con el conocido Francois Damiens, el padre sordo y mudo de La familia Belier o la siempre bella Catherine Deneuve. Todos ellos aportan su granito de arena a este cuento de hadas escrito por el director belga Jaco Van Dormael.
La música complementa a la perfección la cuidada fotografía del gran Christophe Besucaren para traernos una película que bebe en cuanto al color de las fuentes de la película francesa Amelie. No son solo los cortes de música instrumental los que impresionan sino la pegadiza melodía de An Pierlé la que nos embriagan en nuestra butaca.
El nuevo nuevo testamento representa una manera de hacer cine a la europea donde prima el guion sobre el espectáculo y los efectos de ordenador. Quiere transmitirnos la idea de que es importante aprovechar el tiempo que nos queda. Es un canto a la felicidad y a la alegría que es en el fondo lo que todos buscamos. No me cabe ninguna duda que muchos saldrán de la sala con una sonrisa en la comisura de sus labios.
Paco Casado
Carlos Campoy
Alejandro García
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