La llegada de Escenario 0 a HBO fue un revulsivo para el teatro en época de pandemia: de pronto, las mejores obras de los últimos años se veían representadas en unas piezas, entre las artes escénicas y el cine, de una manera sorprendente. Sentimental podría ser uno de los episodios de Escenario 0, y no lo digo en ningún momento como una reprimenda: al contrario, Cesc Gay ha sabido trasladar su obra Los vecinos de arriba al cine sin traicionarla y consiguiendo, al mismo tiempo, que luzca como una película de pleno derecho. Este equilibrio no es sencillo sin meter artificios, pero la naturalidad y solvencia de su cuarteto protagonista lo hace más fácil.
En 2015, Cesc Gay firmó su mejor obra hasta la fecha, Truman, y parece que sirvió para que se diera cuenta del poder de una buena actuación (Ricardo Darín y Javier Cámara están sublimes) y para conectar mejor con la audiencia. Sentimental es el resultado de ese aprendizaje como director, aun siendo una película pretendidamente menor, grabada en un solo escenario y con solo cuatro actores. No hace falta más para contar la historia de un matrimonio en crisis que comparte una cena con otro matrimonio más fogoso.
Un punto de partida muy francés (pareja próspera ayuda a pareja en crisis, surgen problemas, se desvela el interior de las personas) pero que funciona desde el primer minuto gracias a la gran solvencia y carisma del reparto (Javier Cámara, Alberto San Juan, Belén Cuesta y Griselda Siciliani) y a saber balancear correctamente el humor con los giros argumentales cayendo en lo emotivo pero no en el drama lacrimógeno. Todos los actores tienen un caramelito entre manos y saben aprovecharlo: Gay sabe dar un timing cómico único a la película, sacando lo máximo posible de los silencios en una dirección de actores simplemente espectacular.
Es fácil que nuestro personaje favorito sea Julio, el personaje de Cámara, que está aburrido del mundo que le rodea y contesta a todas las frases con ironía en ocasiones sangrante, pero que nos encanten sus borderías no hace que no seamos capaces de ver que la vida con él es un infierno. Sentimental dista de reposar sobre sus hombros: es un film coral en el que todos tienen su momento para brillar y quien quizá se quede un poco atrás sea Ana (Siciliani), que le toca el papel de mujer sensata y que quiere agradar y, con ello, tiene menos momentos de lucimiento.
Ya que el guion es el dios y señor del metraje, poco se puede decir sin dar spoilers de la cinta. Ojo: puede que el devenir de la cinta se huela desde el principio, pero da lugar a algunas de las carcajadas más sinceras que he escuchado en una sala de cine este año. Sería una falsedad decir que Sentimental nos ha pillado con la guardia baja, o que es un humor simplón. Sí, es un guion que dista de lo cínico, pero que al mismo tiempo es profundamente respetuoso con los personajes en todo momento, no traiciona sus personalidades ni comete el error de hacerles terminar como creemos, en momentos, que van a acabar.
Porque la película podría haber tomado derivas turbias y extrañas, pero quiere demasiado a sus personajes como para permitírselo. No, Sentimental sabe ver a las personas tras las capas de angustia que se han autoimpuesto, que el sarcasmo protege del dolor y que buscar la perfección en la pareja es una imposibilidad. Es exactamente la película que quiere ser, que no viene a revolucionar nada pero sí consigue divertir, crear personajes a los que querer y dejar al espectador con una sonrisa en la boca. Tampoco voy a negar que en teatro debe lucir bastante mejor, eso sí.