Ya ha terminado el Nocturna Film Fest 2016. Hemos sido afortunados viendo en pantalla grande algunos títulos que aún no se han exhibido en ningún sitio y otros que nunca lo harán sino en esta clase de festivales. The dead room es una de esas películas que resumen el nuevo cine de terror que domina en todo el mundo. Cazafantasmas que se desplazan a casas embrujadas al estilo Sinister o Expediente Warren con todo tipo de aparatos que localizan e intentan obtener pruebas de que los espíritus existen.
En The Dead Room tres investigadores de lo paranormal, una médium y dos maduros compañeros suyos se desplazan hasta una casa aislada de la civilización con unos paisajes idílicos, atentos a la fotografía de los alrededores que no tiene desperdicio, para intentar limpiarla de presencias fantasmales. Lo que comienza siendo un trabajo rutinario con pocas evidencias de presencia sobrenatural se va a convertir en una pesadilla cuando cada noche a las tres de la mañana unos fuertes temblores y una extraña corriente de aire abra la puerta principal de una casa que parece más grande vista desde dentro con un largo pasillo que se convierte en un personaje más al ser el lugar que sirve de acceso a una habitación que parece frenar al malvado fantasma que habita allí. La cámara fija que el director ha colocado allí rivaliza con todas aquellas que los protagonistas colocan en cada punto estratégico de la casa.
Esta vez sí que los sustos están bien montados. Las ventanas rotas, los agujeros en la pared o los lanzamientos de seres humanos contra las paredes impresionan. El no ver al espíritu ayuda a que nos imaginemos cualquier cosa con forma de hombre alto que es como lo describe la mujer.
Por desgracia el final de The Dead Room no acaba bien. Todo lo que antes eran parabienes ahora se convierten en críticas. El ritmo sigue siendo alto y el suspense continúa latiendo entre esas cuatro paredes pero la aparición de una habitación secreta con un muerto encadenado da un giro que no es el adecuado. Me gustaba la historia del habitante misterioso invisible con prohibición de entrar en una sala y no me pega lo del guardián que está vigilando que no se escape algo, un guion que ya ha sido explorado en otros ejemplos del fantástico. Poltergeist influencia en dos terceras partes luego lo harán películas de menor calado. Ese es el error que comete. Si hubiera seguido con la primera idea todo hubiera ido bastante mejor. Luchar contra un enemigo invisible al que no se conoce da más miedo que hacerlo contra algo que se puede tocar y que usa las cadenas como arma.
Toca regreso a casa. Se acabó todo. Tendremos que esperar hasta Sitges o el próximo Nocturna para pasar miedo o emocionarnos con films fantásticos o de sci-fi en sesión diaria maratoniana. Bendita locura para aquellos que nos gustan estos géneros. The Dead Room cierra el programa. Punto y final.