¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? Para llegar a completar el pasado año la trilogía sobre animales y naturaleza con Las estaciones, los directores franceses Jacques Perrin y Jacques Cluzaud seguramente se han visto más de una vez los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente y Jacques Cousteau o la serie de National Geographic. Todos ellos ejemplos donde la calidad visual supera todo lo demás. De la misma manera seguramente este film hubiera servido de fuente de inspiración o documento estudiado para el rodaje de los ejemplos anteriores.
No estamos solos en el mundo ni ahora ni cuando desapareció la Edad de Hielo. Antepasados nuestros como el Homo Sapiens convivían en paz y armonía en el continente llamado Europa con la flora y la fauna de unos recién nacidos bosques. Un paisaje virgen que no tenía todavía nada que temer por parte del ser humano y en el que se sucedían las estaciones sin sobresalto alguno. Lugares mágicos que eran un excelente muestrario ornitológico o de entomología a la vez que una oportunidad de ver y disfrutar con la contemplación de especies animales mamíferas que dentro de algunos años puede que estén en peligro de extinción.
Ya hace muchos años los osos pardos peleaban entre ellos por ser los líderes del grupo o por defender su territorio, los lobos cazaban en manada siguiendo al macho alfa o los linces y ciervos correteaban por el verde manto en primavera o por las nieves en invierno buscando comida o solo aventuras. Eran otros tiempos donde los enemigos eran solo los depredadores más grandes y solo se cazaba como medio de supervivencia y no como diversión o entretenimiento. Humanos recolectores y agricultores que conocían las leyes del bosque y que no se atrevían a dañarlo.
Las estaciones es un maravilloso documental que recoge instantáneas nunca antes vistas. Imágenes a vista de pájaro desde las alturas o aumentadas como si una coláramos con una gran lupa en espacios ocultos como madrigueras de zorros o huecos de árboles donde anidaban múltiples especies de aves.
La noche es el abrigo que utilizan algunos de los animales de este documental para salir a cazar, la oportunidad perfecta para mostrar su instinto animal. El día nos presenta a otros protagonistas en su hábitat y con sus hábitos como revolcarse en el barro por parte de los jabalíes, la migración de aves y renos o la típica berrea del venado por parte del macho para atraer a las hembras en otoño.
Para acompañar a las imágenes dotadas de un detallismo y una nitidez fuera de toda duda, Ultra HD 4K, los dos directores usan un grandilocuente sonido que hace que las escenas impresionen mucho más rozando el hiperrealismo pero sin dañar sensibilidades para que en ningún momento tengamos que apartar la vista. Eso está cuidado al detalle, casi más que las cámaras lentas en los vuelos de los escarabajos o las miradas de unos animales que no se asustan con la presencia de las cámaras.
La voz firme pero sosegada y cadenciosa de la narradora y actriz española Elena Anaya es el contrapunto a algunos picos altos de sonido que debemos a un equipo sobresaliente. La coordinación con el de fotografía ha dado sus frutos creándose en nosotros una experiencia visual única de muchos quilates.
La denuncia y crítica que en nada aparece velada en esta película a la intervención del hombre, en estos últimos siglos, en todo tipo de ecosistemas modificándolos y persiguiendo hasta cercar a sus habitantes naturales da un capón a más de uno que no entiende que la tregua podía haber continuado por los siglos de los siglos, amén. Al menos ejemplos como estos sirven para concienciarnos ¿o no? La coincidencia del estreno con el Día Europeo de la Red Natura 2000 que engloba a más de 27.000 lugares protegidos en el continente potencia el mensaje.