Lo que más sorprende del documental Club de Reyes es la puesta en escena de un relato triste, que en lugar de hundirse en un hara kiri de miseria y pérdidas, a través de los buenos momentos que se vivieron en el San Juan Evangelista.
Para los no iniciados – aquellos que vivimos en la Andalucía más profunda, en la que ‘colegio mayor’ era una serie de Jorge Sanz y Lola Baldrich – el San Juan Evangelista, más conocido como ‘El Johnny’, fue un colegio mayor de Madrid que durante años fue epicentro cultural de los últimos días del franquismo, esperanza en los años de la movida y realidad flamenca en los 90; siguiendo su recorrido hasta 2014 donde –debido a una reforma que no llegaba y a unos cambios en el rumbo cultural, por la típica privatización elitista de nuestros días– acabó cerrando y siendo ‘okupado’ por gente sin hogar.
Hasta aquí, un resumen torpe y de puntillas por la historia de este centro, que a su vez logró ser punto de partida para otras historias de grandes músicos, como Camarón–allí dio su último concierto– o Enrique Morente.
Su directora, Andrea Barrionuevo, nos conduce a través de un viaje emocional, haciéndonos saber que hubo un tiempo distinto, ni mejor ni peor, en el que cada momento de nuestra vida tenía música y podía ser único.
Tal vez no sea el mejor documental del mundo, en cuanto a técnica, pero sí es una historia necesaria que debía ser contada para todos los melómanos que viven más allá de los muros de la capital. Si tiene la oportunidad de ver este documental, hágalo, no lo dude, y conozca otro momento en el que la cultura estaba viva y podía sentirse en el teatro de un colegio mayor.