Festival de Málaga: Conclusiones

Hace una semana que finalizó el Festival de Málaga de Cine Español y hemos querido dejar pasar unos días para reflexionar sobre lo que hemos visto y hemos sentido durante estos días.

El Palmarés

Gracia Querejeta e Isabel Coixet fueron los dos nombres que destacaron en los premios con 15 años y un día Ayer no termina nunca, respectivamente. Ambas películas suponen dos obras menores de sus autoras que, con toda seguridad, no pasarán de aquí en su camino hacia lo más destacado del año. Premiar a la totalidad del reparto de Casting es una de esas cosas que hacen los festivales para marcarse el tanto del apoyo a las nuevas generaciones, del mismo modo que se premió al novel Rodrigo Sorogoyen por la poco destacable Stockholm. 

El premio a Mario Casas como mejor actor por La mula se revela como la única decisión acertada de un jurado que al menos ha sido capaz de ver más allá del fenómeno de fans y ha reconocido la excelente labor del actor gallego en la mejor película vista a concurso. Y digo a concurso, porque lo mejor visto en todo el festival fue Todas las mujeres de Mariano Barroso que, por razones que escapan a nuestro entendimiento, no optaba a ningún premio.

Las películas

Entre la Sección Oficial, ZonaZine, Málaga Premiere, Territorio Latinoamericano y Documental hemos tenido la oportunidad de ver más de 20 películas entre las que cuesta rescatar media docena. La calidad media ha sido más bien mediocre tirando a baja. No es que vayamos a poner ahora a Los Goya como rasero fiable pero podemos asegurar que ninguna de las películas vistas esta semana tendrá reflejo en los futuros premios.

Si nos atenemos a la disparidad de intenciones podemos ver dos tendencias claras. Por un lado un intento de cine mainstream, independientemente de su presupuesto, correcto formalmente pero con una alarmante factura televisiva y con la vista puesta en la taquilla y el público: Hijo de Caín, Combustión, Casting, Viral… Por otro lado, un cine algo más independiente y al margen de las corrientes como Frontera, Ilusión o Al final todos mueren que están en ese punto medio entre la audacia formal y el gran público.

Pero se echa en falta un cine más arriesgado, no sé si llamarlo experimental o marginal: un cine que existe y se hace en España pero que, por alguna razón, un festival de estas características ha decidido rechazar. Quizás sean propuestas que alejen al público y sean difíciles pero se supone que a esta gente del cine se le llena la boca con el tema de la cultura y el arte. ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, realizar una mesa sobre Little Secret Film y no proyectar ninguna de sus películas?

El Festival

Al final lo que vemos es un evento con un enfoque más puesto en esa cosa tan fea llamada industria del cine español que en el cine hecho en España. Un despliegue de falso glamour de alfombra roja barata y rostros televisivos que aspiran a formar parte de la gran familia del cine español. De este modo el Festival de Málaga de Cine Español seguirá siendo una pasarela de caras bonitas y películas mediocres. Haría bien el Festival en mirar más hacia el Cine y menos hacia lo Español.

Festival de Málaga

Fotografía: María Guerra

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