¿Alguna vez os ha seducido el mal? ¿Alguna vez habéis deseado profundamente algo tan perverso que os asusta? ¿Alguna vez habéis dudado de vuestra propia moral por culpa de la libido? Si alguna vez os habéis planteado estas cuestiones, Demonios tus ojos es vuestra película.
Con Demonios tus ojos, Pedro Aguilera reflexiona sobre la perversión y la inocencia. El viaje de Aurora, la verdadera protagonista del film, nos habla de escisión entre la ética social y el deseo, nuestro instinto más primario, sumiéndose así la historia en un mundo de oscuridad que repele y atrae al espectador a partes iguales. La idea de lo prohibido, que pivota alrededor de la trama, es un elemento provocativo cuyo objetivo no es otro que el de seducir al respetable para introducirlo en su juego. Es ahí donde entra la buena mano del director en la realización. El formato 4:3 permite a Aguilera trabajar con el sonido en off y el fuera de campo al centrar la atención en los rostros y las miradas, creando un efecto de ventana limitadora que tienta al espectador. Todo ello obedece a la sugerencia y la incitación, evitando ser explicito y dejándonos con ganas de más. En ese sentido, me recuerda a Funny games, donde Haneke se burla descaradamente de la morbosidad del público al privarle de la violencia explícita que define la escena.
La trama versa sobre la ruptura de la inocencia moral, pero bajo esta capa, Pedro Aguilera introduce un subtexto en consonancia con la temática general. A través de los dos personajes, el autor llama la atención sobre nuestra relación con la imágen, cuya saturación implica una evolución hacia la impasividad y la aceptación de lo salvaje, donde se baila entre la realidad y nuestra capacidad de alterarla, resultando en un viaje completamente destructivo. Teniendo en cuenta estos factores, hay que considerar la rica gama de matices que el director introduce con buena mano: desde su descarada simbología sexual, de corte freudiano, hasta la subversión que supone trasladar una historia típica de la noche a un entorno diurno y cercano.
Pedro Aguilera demuestra con Demonios tus ojos que es un autor. Concibe su obra como un todo holístico de considerada profundidad, y su metodología y recursos son indicativo de que, detrás de las cámaras, hay un artista. Para ello, no hay que irse muy lejos: se ve en su forma de dirigir a los actores. La cámara no sabe en ningún momento que harán los intérpretes; Aguilera crea una atmósfera de libertad para que los actores desarrollen sus personajes a placer y así ,entre el guión y la improvisación, se desarrolla la escena. Esto da valor a la obra como proceso, pero también, desde montaje, limita las conversaciones, privando al espectador de contraplanos que aportarían matices a la secuencia.
Me dejo cosas en el tintero, y es que Demonios tus ojos es una obra llena de detalles. Pedro Aguilera es un referente a tener en cuenta dentro del cine de autor español, con una capacidad creativa considerable y, lo más importante, la virtud de saber exactamente lo que quiere.
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