Cuando se estrenó el trailer en internet de Festival de la canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga un escalofrío recorrió todos los recovecos de Twitter, dejando en el aire la misma pregunta: ¿pero esto es verdad?
La filmografía de Will Ferrell de lo único que puede presumir es de no tener vergüenza, ese sentimiento pueril que lo único que consigue es atarnos a una piedra donde no llega ni el agua ni la luz, y esa cadena fue rota por el cómico estadounidense muchos años atrás, tal vez desde que en Aquellas juegas juergas universitarias salía demasiadas veces enseñando su cicatriz del apéndice, siempre a juego con su culo.
Muchos han sido los géneros que han tocado durante su carrera, desde el tonteo con la seriedad (Más extraño que la ficción), los culebrones latinoamericanos hablan un imperfecto español (Casa de mi padre) o las disputas de sagas familiares, al estilo Dallas, para la televisión (The Spoils of Babylon), es por eso que el asalto a Eurovisión no iba a frenar a este señor torpe con cara de no enterarse de nada.
Sigrit (Rachel Mcadams) y Lars (Will Ferrell) se enfrentan a grandes pérdidas cuando son niños, ella apenas habla y él intenta recomponer su vida tras el fallecimiento de su madre, hasta que por azar del destino, ven la actuación de ABBA en Eurovisión y al ritmo de Waterloo se quitan las penas y sueñan con algún día representar a Islandia en ese festival y romper los corazones de todos los televidentes.
Lo malo de los sueños de infancia es que, si no se consiguen o se abandonan pronto, se enquistarán hasta dejarte atrasado en la vida, pero este amago de oscuridad que nos hundiría a cualquiera, es el patio de recreo de Will Ferrel, acostumbrado a interpretar personajes boderliner ansiosos de leer a Paulo Coelho.
Podemos imaginar cómo se desarolla la película, donde lo más espectacular es ver números musicales con cantantes eurovisivos, los guiño guiño chistes codazo codazo entre la comunidad homosexual rusa y su madre patria y ese escenario de verdad catastrófica que significa afrontar económicamente la organización de un festival de la canción que no interesa a tanta gente cómo pensamos.
Festival de la canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga es la película necesaria de todos los veranos, esa que aún sabiendo que es mala, te salva de otra tediosa serie de capítulos inacabables.
Tras finalizar esta critica con semejante apoteosis final, también hay que añadir que la olvidaremos en un mes y es que el mundo no necesita películas dónde uno alcanza sus sueños y después ve que no son para tanto.