La historia del universo es una larga línea en la que si tuviéramos que marcar hechos importantes con una equis, estas estarían hacia el final de la línea y todas muy unidas. Mucho después de que los dinosaurios poblasen la tierra, reinando sobre ella con garra de acero, incluso después de las épocas oscuras de la edad media, otro reino de terror poblaría la España del año 2000, extendiéndose incluso hacia nuestros días.
En cada provincia recibirían un nombre, con su propia vestimenta, código moral y red de telecomunicaciones, los canis sembrarían el terror durante años.
Crecer durante estos años, hacía que todas y cada una de las decisiones que tomases, fueran en función de los hábitos del enemigo. También, aparecieron nuevos modelos de negocios. Los grandes centros comerciales con multitud de salas de cine era el centro neurológico de la gestapo del cordón de oro, por suerte las sesiones matinales de los domingos quedaban libres del yugo de ‘Fondo Flamenco’ que estaban demasiado ocupados durmiendo la resaca de la noche pasada.
El plan era claro y sencillo. Celebrar esa recién adquirida libertad parental que te ofrecía ir al cine con tus amigos sin la vigilancia de un adulto para acabar con un buen banquete en algún restaurante de comida rápida. La magia de ese momento, que nos acompañará para siempre, se merece una película digna de recordar, una de esas que pasen a la historia, no ya por su valor cultural dentro de la historia cinematográfica, sino por el recorrido que pudiera tener dentro de la cultura popular, convirtiéndose en una película de culto cuando pasasen unos años. Vimos El Corazón del guerrero.
El debut como director de Daniel Monzón todavía estaba libre del cliché de ‘es una película española, pero está bien’ en una creciente juventud que lo más moderno que había visto era un móvil Alcatel y que estaba teniendo sus primeros contactos con la clandestinidad y lo prohibido a través de juegos de rol.
Un chico con problemas sociales, que se escuda en el rol para escapar del mundo real, llegando a mezclar realidad y ficción para verse metido en una trama política parecía ser el tipo de Universo Marvel que necesitábamos en aquella época. Con lo más granado y florido del star system patrio – aunque solo conocíamos a Santiago Segura y a Neus Asensi- aquella epopeya audiovisual nos hizo abandonar la sala con la emoción de creernos invencibles y con la esperanza de poder ver algún día una segunda parte.
‘Illo, vaya guapo, acabá así to bien, no se sabe como acaba, ¿no? Vamos, que hay segunda parte pero seguro’
Pues no, no la hubo. Tal vez por la estigmatización de los juegos de rol, poniéndolos a la altura del IRA; así fue como fuimos privados de poder disfrutar de una saga legendaria en el cine, de cómo el bien siempre vence al mal y cómo lo que tu crees que es espectacular, luego resulta que no lo es tanto.
9 comments
Joder…la vi en el cine. Hay noches que lo recuerdo y me dan escalofríos…luego vuelvo a recordar a Neus de guerrera y se me pasa. Lo único que mereció la pena de ésta película.
El resto olvidable. Y creo que nadie pidió una segunda entrega o saga ni cuando terminó el metraje.
A mi me pareció bastante maja y aunque en la época se vendía como lo más en efectos especiales la verdad es que han envejecido bastante mal.
Lo de Neus Asensi en esta peli era…bárbaro nunca mejor dicho, como estaba la jodía.
Y muy posiblemente sea lo más cercano que vamos a tener a la mítica Red Sonja y su no menos mítico bikini de cota de malla, porque ya hasta en los cómics le han puesto pantalones…que tiempos tan oscuros nos ha tocado vivir.
Volviendo a Neus…daba para paja. De hecho…dio para paja.
Eso si, la peli? Una mierda sideral.
Lo que fue un despropósito de esta película fue el final. Estábamos todos los chavales deseando que se confirmara que el mundo imaginario del chaval existía, vamos, un «historia interminable» pero a la española, y no, resulto que el chaval estaba como una chota y acababa en el manicomio. Es decir, toda la premisa en la que se basa la película es la locura del chaval que se le ha ido la cabeza jugando al rol. Porque ya sabemos que jugar al rol…
Efectivamente. El final demostraba que ésta película le hacía un favor al Rol y a sus jugadores nulo. Volviendo al tópico de siempre. Puta mierda.
A los canis en mi ciudad los llamábamos ‘kies’, y es verdad que a principios de los 2000 hubo una infestación brutal. Ahora sigue habiendo, claro, pero en aquella época es como que hubo una cultura extrarradial de hijos de la grandísima puta realmente masiva, que es cierto que llegaban a condicionar tu vida si eras un chaval por aquellos años, y que se extinguió con el tiempo.
Es como que no hubo relevo generacional, después de que los warrior of the barrio acabaran en la carcel, muertos, o trabajando en la oficina de papi.
No he visto El Corazón del Guerrero.
El truco de sobrevivir a los canis era estar infiltrado en un grupo de ellos. Así sobreviví yo al menos. Por eso era el rarito. Aunque a muchos les descubrí películas que no habrían visto en su puta vida.
Me gusta pensar que añadí cultura a su vida de Coca y porros.
Aunque te puedes imaginar los comentarios de las mismas:
-Buah niño! To guapa la peli ahí, eh?!? Buah…
Recuerdo dejarle a uno de ellos El club de la lucha y bajar indignado al parque con la cinta en la mano:
-Pero…y ésta mierda?!?
-No te ha gustado?!? Si es la leche macho…
-Que sale un pavo con tetas….no me jodas…jajajajajaja
-Vale…si….emmm…pero el resto?!?
-Y yo que se?!? La he quitado…voy a ver yo una peli con un tío con tetas…no jodas!!!
Conversación verídica. ??♂️
Siempre ha habido kies(Aquí también les llamábamos así), mis hermanos lo fueron de hecho, lo que pasa es que van mutando, cambiando de forma según cambian las épocas, como un coronavirus cualquiera.