El coro (no confundir con la exitosa Los chicos del coro) es la última película del director François Girard, conocido sobre todo por dirigir la mediocre adaptación de la novela de Baricco Seda y Sinfonía en soledad: Un retrato de Glenn Gould, película sobre la vida del virtuoso pianista Glenn Gould.
En esta ocasión el director canadiense vuelve sobre una de sus obsesiones particulares, la música, y para ellos nos cuenta la historia de Stet, un chico rebelde de 11 años que se queda repentinamente huérfano y que acabará en un prestigioso internado de la Costa Este donde desarrollará sus capacidades vocales.
Sin ninguna formación musical hasta la fecha pero con buenas aptitudes vocales, Stet se encontrará con numerosos retos en el internado y, sobre todo, con el profesor Carvelle (interpretado por Dustin Hoffman) que le intentaré presionar para que consiga dar todo el talento que ve en él. En esos primeros meses allí Stet tendrá que demostrar tanto a sus profesores como a los compañeros que no dejan de burlarse de él porque es incapaz de leer una partitura o entender conceptos tan básicos como las tonalidades que puede ser tan bueno como ellos o incluso mejor.
Aunque en el apartado técnico El coro sea una película correcta (en la que destacan las escenas musicales con las dulces voces de los niños del internado), el trabajo actoral no sobresale especialmente (ni en el caso de un Hoffman sombra de lo que fue). Pero, sin duda, lo peor que podemos decir de ella es que es una película intrascendente, en la que no llegamos a conectar con ninguno de los personajes (no llegaremos a sentir especialmente pena por el huérfano que está solo en ese internado y en el que todos se burlan de él); y la relación entre Carvelle y sus pupilos parece fría y poco realista después de lo que vimos en Whiplash; así que por desgracia El coro no es otra cosa que una película que olvidaremos hasta que la repongan en una cadena generalista en la sobremesa de algún sábado dentro de algunos años. Y con suerte no cambiaremos de canal.
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