Argentina presenta a los próximos Oscar su mejor película, aquella que hizo que su protagonista, Oscar Martínez ganara la Copa Volpi del pasado Festival de Venecia ¿Y que cuenta El ciudadano ilustre? Muy sencillo, la vuelta de un premio Nobel de literatura, Daniel Mantovani a su pueblo natal, un lugar que ha servido de inspiración para todas sus novelas y un caldo de cultivo de personajes variopintos que son un reflejo nada distorsionado de la realidad. Su llegada a Salas, tremendamente surrealista, comienza a desatar pasiones y odios encendidos entre los habitantes de una población rural que ve rota su cotidianidad con la presencia de un hombre que nació y se crió allí pero que nunca se sintió feliz y completo entre sus habitantes. Se fue muy lejos, sintiendo que era merecedor de algo mucho mejor y ahora regresa para dedicarles su triunfo.
Salas es un pueblo que recibe con los brazos abiertos a su importante huésped intentando estar a la altura de su estrella y su nombre. Desnuda sus calles, sus casas y los lugares que traen viejos recuerdos al escritor, un paisaje ahora después de tantos años ya desconocido completado con un pintoresco retrato de sus gentes, entre los que se encuentran algunos viejos amigos, exnovias y vecinos además de otros personajes envidiosos de su fama o su vida que no le perdonan su huida del pueblo. Entre invitación e invitación de mate se teje toda una telaraña de situaciones extrañas y comprometidas que pondrán en jaque su paciencia y buen estar, algo que heredó de Europa y que es mal visto por allí.
Es difícil encajar en un sitio que te es ya ajeno. Daniel entenderá que no ha sido una buena idea regresar cuando se dé de bruces con una realidad que ya no le acepta, con unos usos y costumbres que están en las antípodas de lo que él piensa. Jamás engañaría a su mujer en un local de alterne, jamás traicionaría sus principios premiando algo que no le gusta, jamás alabaría a la religión cristiana y por supuesto en ningún momento iría a cazar por la noche animales, armado con una escopeta. Todo seguirá igual cuando él se vaya pero él recordará cada uno de esos momentos como único, la base ideal para una nueva novela.
El ciudadano ilustre es tan real que asusta. Todo lo que acontece puede ser cierto. Hay intendentes que se exceden en sus obligaciones, matones que campan a sus anchas, antiguas amistades como Antonio que ven amenazada su familia y que reaccionan ante lo que viene del exterior con furia y violencia temiendo que se la lleven lejos.
Esta comedia dramática recuerda a todos esos films en los que un rico personaje, ilustre o no, visita a un pueblo y al final decide quedarse allí encantado con su nueva vida. Este no es el caso, casi nadie le quiere paseando por sus calles. En su breve camino al destierro comprobará como muchos aceptarían con gusto apretar el gatillo de la escopeta que lo apuntará esa noche, cómplices de una venganza que comenzó a gestarse justo en el momento en el que Daniel orgulloso rehusó sus invitaciones o se opuso a sus deseos. Ni Irene, ni el joven escritor, ni la groupie que lo persigue y acosa en la soledad de su habitación podrán conseguir evitar lo inevitable. Se convertirán en nuevos personajes inmortales de un cuento argentino que nacen, viven y seguramente morirán en el mismo lugar, el mismo sitio del que consiguió escapar Daniel.
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