Monstruos University, previsible sinfonía de colores

En principio no me parece mal que en este mundo existan las secuelas, precuelas o como lo quieran llamar. Y sobre todo si estamos hablando de Pixar cuya cantera de personajes da para mucho: ya tuvimos las tres maravillosas entregas de Toy Story, después pagamos el peaje comercial de Cars 2 (las películas más rentables de toda la factoría) y ahora volvemos a encontrarnos con Mike Wazowski y James P. Sullivan en la precuela de la magnífica Monstruos S.A.

La intención de Pixar siempre ha sido conquistarnos con sus personajes y sus historias y aquí también se usa esa fórmula pero ya se empieza a ver algo el desgaste de la idea: Mike y Sully se conocen y sabemos cómo van a acabar (siendo amigos y superando todos los obstáculos). Es este carácter algo previsible el que provoca que Monstruos University se vea con agrado pero sin ese plus de originalidad que tenían Up o Ratatouille, por poner dos ejemplos mayores.

La mayor baza de Monstruos University reside en su apartado cómico donde los personajes alcanzan cotas divertidísimas. El rey de la función es Mike Wazowski que tiene que luchar con la etiqueta de pringao y es el que provoca los momentos más hilarantes. A éste le siguen sus compañeros de equipo de la competición de sustos que deben ganar para entrar en la Universidad de los Sustos. Tampoco funciona nada mal las diferentes set-pieces que provocan los juegos.

crítica monstruos university

Como en toda obra Disney tenemos el necesario contenido moral esta vez orientado hacia el nacimiento de la amistad y la aceptación de las propias limitaciones: mensaje que es de agradecer en contra del falso todo es posible si lo deseas con fuerza. Aquí es donde Pixar demuestra su lado turbio con unos 15 minutos finales algo oscuros y tristes que son sin duda lo mejor de la película.

Aunque estemos ante un Pixar menor no se puede dejar destacar el apabullante dominio técnico de la compañía. Monstruos University es una divertida sinfonía de colores y texturas de primer nivel que peca de demasiado previsible, algo a lo que no estamos acostumbrados. Esperemos que con Finding Dory se esmeren.

 

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