Will Ferrell es uno de esos actores salido de Saturday Night Live que sigue haciendo películas como si hubiera salido del SNL de 1980, esto es, siempre disfrazado, siempre pedante y siempre, siempre escatológico.
Aunque en ocasiones nos ha demostrado que puede ser buen actor, ahí están los casos de Más extraño que la ficción o Everything must go, Casa de mi padre es la vuelta de Will Ferrell al terreno de la comedia que mejor se le da, la surrealista.
En Casa de mi padre podemos ver como Armando Álvarez (Will Ferrell) trabaja en el rancho de su padre, el cual se encuentra en malas condiciones financieras, justo cuando llega su hermano Raúl (Diego Luna) para salvarlos a todos de la debacle, saliendo esto mal por culpa de los malos negocios con Onza (Gael García Bernal).
Y es que, ¿cómo podría ser hacer un homenaje a los culebrones sin contar con dos de los actores mejicanos más importantes de la actualidad? Eso se debieron preguntar los productores, que han contado con ambos dos para que hagan lo que les de la gana durante todo el rato que dura su aventura. Y se agradece que sepan reírse tan bien de la imagen del macho duro del cine de narcotráfico.
Prácticamente se hace imposible no sacar alguna sonrisa con el hecho de lo mal que habla español Will Ferrell en la película, puesto que al menos el 99% de la película transcurre en español, podemos disfrutar del horrendo acento y de su continúa cara de ‘what am I saying right now?’.
Podéis estar seguro que, pese al sopor que últimamente desprende el cine de Will Ferrell, estáis ante una de esas películas que algún día serán de culto, de las que destacan escenas tan disparatadas como la canción de la acampada en el bosque o la peligrosísima escena de lucha cortada por falta de presupuesto.
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