Entre la gran oferta de documentales que ofreció el Americana Film Fest se esconde una película que probablemente pase bastante desapercibida pero que sin embargo contiene una historia fascinante. Adam es un músico neoyorkino que en los años 70, tras la ruptura con su pareja de entonces, decide echarse a la calle a vagar desesperanzado y sin rumbo. Termina llegando a Harlem, barrio que por entonces vivía un fuerte conflicto racial, y se topa con Satan, un músico afroamericano con mucho talento que se pasa los días tocando blues en la calle con su guitarra. Adam decide lanzarse al vacío y preguntarle a Satan si puede acompañarle con la armónica en un par de canciones. Satan acepta y pronto generan un gran aclamo entre una multitud atraída en parte por el talento de ambos músicos y en parte por la combinación de un blanco y un afroamericano en un barrio como Harlem.
La historia de esta pareja musical es tan fascinante que el documental consigue abarcarla desde finales de los años ochenta hasta la actualidad. El poder de los personajes y de lo que se está contando parece coger el control de un documental que está principalmente preocupado por poner en orden la gran cantidad de material recogido y unificarlo a través de su dispositivo formal. Satan & Adam es una combinación de entrevistas, material de archivo e imágenes propiamente documentales que sin una debida estructuración habrían resultado un caos. El resultado es una continua lucha entre intentar huir del prototípico reportaje documental y sucumbir a él como la alternativa más fácil para dar cierto orden a la obra.
Satan & Adam no será recordado como el gran documental de descubrimiento musical que en su día fue Searching for Sugar Man. Pero no por ello debemos ignorar la fascinante y emotiva historia que oculta detrás. Si el objetivo de este documental era conseguir no solo que descubriésemos a Satan & Adam sino despertarnos interés por su fascinante música, desde luego lo ha conseguido.