El Americana arranca este año con una programación híbrida donde el espectador puede elegir si disfrutar de buena parte de la programación a través de Filmin o si sin embargo prefiere acudir a los distintos cines barceloneses (Filmoteca, Zumzeig, Cines Girona) que un año más hacen la función de sede del festival. Es necesario alabar el trabajo de unos organizadores con medios económicos muy limitados y que sin embargo han luchado para sacar adelante un certamen que ya se ha convertido en un clásico en Barcelona. El verano de Cody (Driveways) ha sido la película elegida para inaugurar el festival.
Decisión muy acertada porque es sin duda una de las grandes cintas de la programación. Andrew Ahn dirige una cinta de una sencillez y calidez apabullantes. Nos presenta a Cody, un niño de 8 años que se traslada con su madre a la casa de su tía recién fallecida. Al llegar se encuentran con una vivienda absolutamente llena de trastos y que todo parece indicar que la tía de Cody sufría de algún trastorno. Mientras su madre se dedica a adecentar la casa y prepararla para su venta, Cody mata las horas con su vecino Del, un anciano viudo antiguo veterano de guerra. Lejos de divertirse con los toscos niños de su vecindario, Cody parece encontrar en Del la figura paternal que nunca ha tenido y el mejor amigo con el que pasar el verano. Pero como siempre ocurre con las amistades de verano estas acaban terminando con la conclusión de la estación. Algunas separaciones son inevitables pero el recuerdo y la experiencia adquirida de ellas siempre queda en el corazón.
Andrew Ahn apela a sentimientos con los que es sumamente fácil identificarse y vivirlos en la piel del pequeño Cody. Una fotografía cuidada y una dirección de actores meticulosa ayuda a pincelar y situar a unos personajes que con poco son muy fáciles de reconocer y entender. Driveways no es una obra de grandes pretensiones ni lecciones de vida pero, valga la redundancia, no es nada sencillo contar lo sencillo. Andrew Ahn lo consigue y nos transporta a su pequeño y conmovedor universo con el que sentirse plácidamente atrapado.