El cine oriental es una caja de sorpresas. Cuando uno ve Aguas tranquilas de Naomi Kawase tiene la impresión de que nunca va a acabar de descubrir todo lo que lleva dentro. En cierto modo, recuerda a las muñecas matrioskas de procedencia rusa. En este film un tema lleva a otro irremediablemente pero no solo eso, se encaja en él y espera a que otro más importante haga lo mismo a continuación.
No solo estamos ante una historia de amor entre dos adolescentes Kawase también toca otros temas como la religión, la naturaleza, el sexo y sobre todo lo que yo considero el tema central: las diferencias entre el mundo moderno, aquí representado por la ciudad de Tokyo y la tradición que se vive y respira en el pueblo junto al mar donde ocurre casi todo. Allí, un suceso rompe con la aparente tranquilidad de la comunidad y allí también será donde los dos jóvenes vivan dos vidas totalmente diferentes. Mientras que la muchacha tiene todo lo que alguien puede desear, como por ejemplo una familia unida que se respeta y una vida del todo ordenada y racional; el chico por el contrario tiene que sobrellevar un clima familiar fracturado. Sus padres están separados y la presencia de otros hombres en su hogar hará que surja el conflicto con su madre, viendo el sexo que ella practica como algo sucio y deshonesto.
La cuidada fotografía que exhibe Aguas tranquilas film está muy bien representada cuando se toca el tema de la naturaleza que aquí tiene mucho que decir. No solo es algo que comunique a los hombres con los dioses sino que también repercute en su ánimo como las aguas del mar que son utilizadas para purificar el alma y el cuerpo del ser humano. Será entonces cuando sirva como vehículo para redimirse de pecados anteriores.
La bella música que acompaña a la película intenta transmitir el peso de la tradición religiosa con unas canciones plenas de significado y una melodía acorde con la escena filmada.
Aguas tranquilas es un largometraje que merece la pena ser estudiado en profundidad pero que sin embargo se atraganta en ocasiones precisamente por su complejidad. No obstante muy recomendable en todos los sentidos.
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