¿Podemos cambiar lo que nos toca vivir? Luchar contra el pasado, dejar todo atrás… ¿Es posible vivir otra vida? Escapar de estas prisas que llevamos tú y yo cada día… ¿Vivir la vida de otro, quizá? ¿Merece la pena salir huyendo? ¿Parar este ritmo, irnos a un sitio idílico donde nadie nos echa en cara absolutamente nada? Estamos hablando de Una quinta portuguesa, una película que ha gustado mucho en el Festival de Málaga donde se proyectó en la sección oficial. Es la segunda película de la directora Avelina Prat y supone el nuevo papel protagonista de Manolo Solo, ganador de un Goya, nominado varias veces, y María de Medeiros, una actriz muy querida, a la que hemos visto en Pulp Fiction o Airbag.
Buenas tardes, bienvenidos a la Cadena SER. ¿Qué tal por Málaga? ¿Está lloviendo mucho?
Manolo: Un poquito parece que ha llovido. Pero eso viene muy bien para las plantas y era como estar en la quinta portuguesa.
Una quinta portuguesa es una película muy tranquila y además vuelve a incidir en el choque de culturas que también proponía la primera película de Avelina Prat, Vasil donde ya tenías ese contraste entre un personaje español y un personaje de un país del Este. ¿Alguna vinculación por ahí o ha sido simplemente casualidad?

Avelina: Siempre me han interesado mucho todos los movimientos migratorios, de todo tipo. Las historias de esa gente que tiene su origen y sus raíces en un sitio, pero acaba haciendo su vida en otro. Siempre me pregunto qué decisiones hay detrás de eso, cuánto hay de casualidad, cuánto hay de voluntad, de necesidad. Y no sé, es un tipo de historia que engloba todo esto. En cuanto a las similitudes con Vasil, pues no ha sido buscado, ni voluntario, pero es verdad que al final son los temas que una lleva en la cabeza y van apareciendo.
Manolo Solo interpreta a un profesor de geografía. Vemos al principio cómo está dando una clase en la universidad y acaba en Portugal haciéndose cargo de algo tan complejo como una quinta, donde hay que ser un jardinero especialista.
Manolo: Él es un especialista en cartografía. Cartógrafo de pro. Empieza con la tierra en papel, con mapas, se especializa en mapas y luego se mancha las manos. De la teoría a la práctica.
En el arranque de la película le deja su mujer, emprende una huida y se encuentra con una serie de personajes que no le echan nada en cara. ¿Cómo te enfrentaste a este personaje y su trauma?

Manolo: Los personajes de Una quinta portuguesa película le dan espacio al otro, no son invasivos, no tienen prisa, no interrogan, escuchan y observan. Y es algo mutuo que viaja en ambos sentidos, en cada relación. Es un personaje que lo tiene todo bajo control, que tiene una rutina muy establecida, un personaje en cierta manera gris, que es de su casa, de su hogar con su mujer a la facultad, que odia viajar y que, de repente, la inexplicable huida de su mujer, le saca de su entorno, de su hogar y de sí mismo… Y la quinta es algo que se encuentra casualmente, se le cruza en el camino. Es un tren al que se sube en marcha y que no sabe qué paradas tiene. Tiene una ligera idea de dónde va y de lo que va a tener que hacer, pero muy poco más. Pero se lanza. Una persona que es tan poco dada a la improvisación y que tiene todo bajo control, de repente se mete en una vorágine que es toda una suplantación, ni más ni menos.
Sí que es verdad que se va a encontrar gente que no le exige que se defina y que se identifique realmente. Cada uno tiene un respeto a los tiempos del otro y una necesidad de unos tiempos personales y de unos procesos. Y no se juzgan entre ellos. Así encuentra un sitio que parece ser apacible, un buen sitio a priori para trasplantarse, como si fuera metáfora de una planta de las que él cuida.
Una quinta es un tipo de casa maravillosa que existe en Portugal. que es como un oasis, un lugar en medio de la nada, casi fuera del tiempo. ¿Qué te atrajo de la quinta? ¿Por qué elegiste una quinta y no cualquier otro lugar?
Avelina: Como bien dice uno de los personajes, cuando le habla a Fernando de la quinta, es como un lugar donde poder desaparecer, que es exactamente lo que está buscando él. Entonces, buscábamos ese tipo de casa atemporal, antigua, pero que todavía hoy en día están en funcionamiento, lejos de las zonas urbanizadas, lejos del barullo, que diera un aspecto un poco misterioso, mágico, lejos de todo, y que definiera muy bien al personaje que la habita, a esta Amalia que lo va a recibir.
Una quinta portuguesa también trabaja la idea de seguir avanzando, de no dejar las cosas como están, intentar evolucionar. Pare ello el protagonista decide plantar almendros y así no dejar el terreno muerto.
Manolo: Se plantean la posibilidad de cerrar historias, tanto con respecto a Fernando/Manuel, como en la quinta, con el pasado de Amalia, como en ese tramo final. Al final toma las decisiones que toma, como podían haber sido igual otras, pero sí que es verdad que la quinta tiene un efecto, en cierto sentido, sanador para él.

¿Cómo ha sido trabajar con María de Medeiros que interpreta a la dueña de la quinta?
Manolo: Un lujo total, es maravillosa, humana y profesionalmente. En principio estaba un poco apabullado, pero ella lo hace todo muy sencillo y muy fácil en el trato. Es muy cercana. Transmite muy bien ese halo de hada que tiene tanto ella como su personaje, de hada-bruja luminosa, que es fantástico para el personaje de Amalia. Es muy enigmática.
¿Tuviste claro desde el principio que querías a María para la película?
Avelina: Tuve más claro a Manolo, de inicio (risas). Pero luego, enseguida sí, cuando ya la preproducción arrancó, enseguida surgió la idea… Lo que pasa es que, claro, la primera opción que a uno le viene a la mente cuando piensa en una actriz portuguesa es María de Medeiros, pero yo no me atrevía, no pensé que fuera una opción, pero la productora me animó: «¿Por qué no? Vamos a preguntárselo». Se leyó el guion y le encantó, así que se apuntó enseguida.
Avelina Prat y Manolo Solo, ha sido un placer teneros aquí hoy. Igualmente, os deseamos toda la suerte del mundo, muchas gracias.
