La vida de los pequeños granjeros sigue siendo dura hoy en día. Los esfuerzos que supone estar al cuidado de los animales con escasa o nula ayuda extra convierten a este trabajo en una actividad sacrificada. A ello hay que sumar las plagas, enfermedades y catástrofes que pueden dejar a sus propietarios en la más absoluta ruina. El francés Hubert Charuel, director de Un héroe singular, lo sabe muy bien. Se crió en una familia de ganaderos y conoce de primera mano los sinsabores de esa forma de vida. La experiencia personal dota más si cabe de verosimilitud su ópera prima, la historia de un hombre a cargo de una humilde explotación lechera que intenta por todos los medios que no se descubra que una terrible enfermedad está afectando a sus vacas. Sus esfuerzos por ocultarlo y evitar el sacrificio de todo el rebaño se convierten en el eje narrativo de este interesante debut.
El cineasta galo opta por mezclar en Un héroe singular thriller y drama en una película que nunca cae en los tiempos muertos innecesarios. Charuel crea un extraño suspense entorno a los sacrificios de animales enfermos que el protagonista se ve obligado a realizar para evitar que se desvele que están infectados la enfermedad contagiosa que se extiende por el país. Los remordimientos y el extraño comportamiento parecen más propios de un persona que ha asesinado a un ser humano que a un hombre que ha matado a un animal para evitar que sufra.
Por otra parte, el realizador nos hace participes del malestar del personaje principal. Somos conscientes que sus actos están provocados por el amor hacia sus animales y el miedo a quedarse desempleado y ser un fracasado. Todo ello no impide que el cineasta incluya generosas dosis de humor negro al enseñarnos algunos comportamientos poco afortunados de su particular héroe. El largometraje tampoco evita criticar el escaso apoyo que los granjeros reciben de unas autoridades que se llenan la boca hablando de indemnizaciones, pero que no siempre cumplen sus promesas.
No obstante, quizá lo más sorprendente de Un héroe singular sea que logra unir credibilidad y fluidez narrativa de una manera poco común en un debutante. Gran parte del acierto lo encontramos en su acertadísimo grupo de actores, especialmente de un genial Swann Arlaud, que logra emocionar con su nada histriónica interpretación de un ganadero en apuros. Sin duda, los premios César en los apartados de ópera prima, actor principal y actriz secundaria (Sara Giraudeau) son más que merecidos.