Es más que probable que la figura de Tom de Finlandia sea una completa desconocida para los heterosexuales militantes. El carácter homoerótico de su obra le abrió muchas puertas dentro del nicho gay de los años sesenta, pero le cerró la entrada a un mundo dominado por la imagen heteronormativa y nada habituada a la representación gráfica de actos homosexuales. Tom of Finland nos cuenta la historia de Touko Laaksonen que desde su apartamento de Helsinki revolucionó primero la escena gay estadounidense y posteriormente la de todo el mundo.
La película de Dome Karukoski, autor de El gruñón, sigue punto por punto el manual de biopic para todos los públicos componiendo una película que quiere ser más didáctica que reivindicativa. Karukoski detalla un Finlandia nada tolerante con la homosexualidad que obliga a Laaksonen a vivir en la oscuridad. Ni siquiera su hermana, su ser más querido, es consciente de quién es realmente Touko. Será en Estados Unidos donde nacerá Tom de Finlandia: sus bellas imágenes de hombres fornidos, lejos de la imagen plumífera que el resto del mundo tenía de los gays, revolucionarán las publicaciones homosexuales, así como los bares donde sus imágenes en forma de posters llenarán las paredes.
Todo esto es mostrado en Tom of Finland con enorme pulcritud, dejando la explicitud a la obra del dibujante, del que vemos brevemente algunos de sus dibujos. En cierto modo la estrategia de Karukoski es clara: su película quiere llegar a una amplitud de público que, lo más probable, sea poco receptivo a imágenes de hombres hipermusculados realizando sexo explícito o mirándose con deseo; por ello, la película resulta algo pacata en sus imágenes, contradiciendo en parte las intenciones de Laaksonen: visibilizar, y a su vez idealizar, situaciones, con escasa sutileza, usando estereotipos machos como policías, marineros, albañiles, leñadores y mucho cuero.
Tom of Finland servirá para que muchos espectadores descubran esta figura esencial de la cultura gay de fin de siglo, aunque nos dejé la sensación que su director no ha sabido (o querido) poner toda la carne en el asador.