Mucho ha llovido desde el estreno de El Proyecto de la Bruja de Blair. Desde entonces no han parado de salir clones, secuelas poco inspiradas o cintas que de alguna forma u otra intentaban capitalizar el éxito de ésta. El género de metraje encontrado (o «found footage», como dirían los anglosajones) tuvo su apogeo en cuanto a popularidad durante la primera década de los 2000, aunque sería justo admitir que muy poca cosa decente salió de ahí. Más allá de la primera entrega de [•REC] (saga que rápidamente abandonó ese género para no estancarse) o Monstruoso, prácticamente cualquier otra propuesta del estilo ha sido una turra muy gorda. Y con el género ya en horas bajas nos llega Phoenix Forgotten.
El debut como director de Justin Barber —producido nada más y nada menos que por Ridley Scott— parece nacer con la intención de darle una vuelta de tuerca al asunto experimentando con otros formatos. El resultado final es un batiburrillo moderadamente entretenido que no es tan desastroso como podría haber sido (hay que ver la última entrega de Paranormal Activity para saber lo que es el dolor), pero que tampoco es para echar cohetes.
Basada libremente en el famoso caso de avistamiento de OVNIs en Phoenix sucedido en 1997, el film empieza como lo que podría ser un episodio hipervitaminado de Cuarto Milenio. Imágenes de archivo, viejas cintas de vídeo y una voz en off explicando lo ocurrido forman una narración que por momentos se asemeja mucho a la de los documentales ‘true crime’ al estilo Making a Murderer que tan de moda están estos días.
En Phoenix Forgotten se nos contará la historia de un grupo de tres adolescentes que desaparecieron en los bosques mientras investigaban la aparición de unas misteriosas luces en el cielo. Durante sus dos primeros actos, la película alternará entre el falso documental producido en la actualidad por la hermana de uno de los chavales con las cintas encontradas a posteriori y que fueron grabadas por ellos la noche en que desaparecieron. Toda esta parte resulta entretenida e incluso, a ratos, bastante intrigante. Me cuesta muy poco imaginar la enorme erección que tendría Iker Jiménez si la viera. Pero eso me pasa porque tengo problemas graves. Este párrafo es una llamada de auxilio.
Todo se va un poco al garete en la recta final, donde ya nos enfrentaremos al metraje encontrado puro y sin cortar durante una última media hora repleta de todos y cada uno de los clichés del género. Si pensabais que la fórmula ya estaba agotadísima en Blair Witch, aquí no vais a cambiar de opinión. La única diferencia que Phoenix Forgotten tiene que ofrecer es que sustituye al terror psicológico y paranormal por la paranoia extraterrestre con guiños a Expediente X. Todo esto sin ningún atisbo de tensión, claro, puesto que ya sabemos exactamente lo que va a ocurrir porque lo vimos hace dieciocho años en la cinta de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez.
Más cargante que innovadora, más rutinaria que divertida. Si hay algo muy positivo que le puedo sacar es lo cortita que es. Los créditos finales aparecerán en pantalla antes de que nos demos cuenta o nos dé tiempo a aburrirnos. ¿Ha sido una pérdida de tiempo? Posiblemente. Pero al menos no ha sido Compulsión.