Cuando Amazon Japón dio la noticia de que iba desarrollar Tokyo Vampire Hotel, una serie dirigida por Sion Sono, una mezcla de sensaciones invadió a sus fans. Por un lado estaban deseosos de ver el particular estilo de Sono en una obra de mayor envergadura (tanto económica como de duración) y por el otro, decepcionados porque solo los japoneses podrían acceder al visionado de esta. Pero Amazon ha sabido encontrar una nueva estrategia comercial a la serie y difundirla a través de festivales en forma de película con duración reducida. Esta decisión de nuevo alegraba a los fans dado que podrían disfrutar de ella pero a la vez generaba cierto escepticismo. ¿Es posible que una serie funcione del mismo modo si es montada como una película? Hasta que Amazon no decidida ampliar el acceso de la obra en su forma serial no podremos asegurarnos de si esta es superior, funciona mejor, o es más interesante que su versión cinematográfica. Pero lo que si podemos afirmar es que Tokyo Vampire Hotel película sorprendentemente funciona de una forma muy orgánica.
El cine de Sion Sono es tremendamente capitalista pero no en el sentido estricto de la palabra ya que ninguna de sus películas buscan tener grandes acogidas comerciales. De hecho Sono vive en un modesto apartamento llegando a duras penas a final de mes. Es capitalista en la forma con la que el director trabaja con ellas. El sello distintivo de Sono es cantidad por encima de calidad, factor que ha demostrado con su extensa filmografía llegando a estrenar incluso 5 películas un mismo año. El origen de este factor no está en los intereses económicos sino en la propia personalidad del director. Sion Sono es probablemente el genio más inquieto y extravagante del cine contemporáneo. Su mente va diez pasos por delante de cualquier otro ser humano medio y por eso es capaz de desarrollar múltiples proyectos a la vez sin ningún tipo de problema. Proyectos que, volviendo al concepto capitalista, cuanto más dinero tienen detrás, resultados más delirantes e inéditos genera. Gracias el sustento económico que respaldaba el proyecto televisivo de Sono podemos hablar de su obra más megalómana y fascinante.
En un futuro reciente, 2021, la realeza vampírica japonesa construye un hotel en el que acoger a huéspedes con la intención de alimentarse de ellos. Paralelamente, las dos casas de vampiros más importantes (el clan Dracula y el clan Corvin) luchan por hacerse con Manami, una chica que nació vampira y cuya su vida se desmorona al enterarse de su orígen y verse en medio del conflicto. La trama de Tokyo Vampire Hotel avanza durante sus dos horas y media de una forma trepidante probablemente debido al recorte de minutaje. El resultado es totalmente delirante. Una situación de constante clímax narrativo donde los despropósitos violentos van aconteciéndose unos tras otros. Todo bajo el humor y autoironia que caracteriza las a Sono.
No existen prácticamente directores que tengan tan poco miedo al ridículo y tanto atrevimiento como el director japonés. Director que lamentablemente muchos tacharán de loco y efectista sin tener en cuenta que es un autor que cuando quiere sabe desarrollar grandes y profundas tramas narrativas (solo hace falta ver su antigua obra, Antiporno). Sion Sono es un genio incomprendido y probablemente siempre lo sea. Pero siempre nos quedará la oportunidad de acceder su cabeza a través de sus múltiples películas aunque no entendamos absolutamente nada.