Bone Tomahawk es uno de los films que parte con más posibilidades de ganar el premio a mejor película de la sección oficial del presente festival de Sitges. Desde su bajo presupuesto y su modestia ha conseguido alzarse como uno de los mejores westerns de los últimos años. Por un lado ha sabido homenajear como es debido este género a través de los personajes y la estructura del relato. Cuatro hombres: el sheriff, su viejo ayudante, un cowboy implacable y un ganadero son los protagonistas del relato. Presenta pues, un esquema prototípico de personajes mil veces visto en los westerns clásicos de John Ford o Howard Hawks. Los cuatro emprenden un viaje para rescatar a la mujer del ganadero secuestrada por una misterios indios. Esta no deja de ser la misma premisa que la del mejor western de todos los tiempos, Centauros del desierto.
Pero Bone Tomahawk no se conforma a reproducir solamente los esquemas clásicos del western (pese a hacerlo a la perfección) sino que se atreve a modernizarlos a través de la hibridación de géneros. El terror y sobre todo el gore están imbricados con el western y pese aparecer a cuenta gotas lo hacen de una forma sublime e impactante.
El éxito de Bone Tomahawk no solamente reside en su estructura y su hibridación de géneros, también está en su magnífica dirección de actores por parte del director novel S. Craig Zahler. Kurt Russell y Mathew Fox encabezan un reparto en el que absolutamente todos los actores están magníficos. Debido al bajo presupuesto la película cuenta con muy pocos elementos y escenarios, siendo los exteriores la fuente principal donde sucede la ación. Esto contribuye a que se desarrollen mejor y con más libertad las relaciones entre los personajes y a la vez transmitir sensación de realismo. Bone Tomahawk tiene todos los componentes para ser no solamente una de las mejores reproducciones del género sino también una de las más originales y atractivas.
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