Antonio Banderas recibió el pasado jueves en el festival de Sitges un merecido premio a toda su trayectoria. Banderas apostó como actor y productor en una obra dirigida por Gabe Ibáñez (habitual en el festival de Sitges) inédita en nuestro país, un film de ciencia ficción sobre robots. Hace pocos años Kike Maíllo presentó Eva, un film cuyo protagonista era un robot pero vivía enmarcado en un planeta donde aún reinaba el ser humano.
Autómata es una película en la que los robots superan en número y funcionalidad a los humanos, en un planeta devastado y postapocalíptico. Desde el principio del film se nota que Autómata es una película que quiere huir de las comparativas con Yo, robot u obras del estilo. Aun así la comparación se hace inevitable. En Autómata también hay robots independientes de los seres humanos, “rebeldes”, que desobedecen su programación. Quizás el principal error de la película es renunciar a una trama argumental sólida y apostar por una más abstracta con la intención de aportar originalidad. Pero con ello solo consigue confundir al espectador y convertir una trama que podría haber sido ágil y dinámica, en lenta y aburrida.
Dejando aparte los fallos argumentales hay que reconocer el gran trabajo visual realizado en Autómata. Con muy poco presupuesto el film goza de unos acabados y unos efectos especiales muy notables. Visualmente es potente, pero narrativamente es insuficiente. En definitiva es una película decente, una buena iniciativa, que podría haber llegado a ser mucho más.
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