Hay películas que más que una película en si es una especie de experimento, más parecido a un videoclip que a lo que comúnmente llamaríamos película. Ese es precisamente el caso de Rubber, escrita y dirigida por Quientin Dupieux, artista también conocido como Mr. Oizo y que seguro que recordáis por alguna de sus canciones.
Rubber narra la extraña historia de un neumático que de repente cobra vida en mitad del desierto. Desde ese instante emprende un viaje persiguiendo a una joven y matando a todo objeto y ser vivo que se le cruza en su camino. Absurdo, ¿verdad? Pues eso no es todo.
La película no solo nos ofrece ese extraño planteamiento, sino que además juega con el espectador y lo homenajea en mayor o menor medida mostrándonos a un grupo de espectadores que también están en el desierto y que miran a lo lejos y con prismáticos todo lo que acontece en la película. No entendéis nada, ¿verdad?
Como bien nos cuentan en el speech inicial de Rubber toda la película es un pequeño homenaje al «No sense», a las cosas que pasan porque sí y que no tienen mayor explicación. Se podría decir que Rubber es un videoclip de una hora y cuarto en el que no dejan de pasar cosas por la puta cara, pero unidos por un pequeño hilo argumental.
La película me ha recordado demasiado a Electroma, de Daft Punk, otro experimento de estos raros que les gusta hacer a los músicos y demás gente del arte.
No hay mucho más que decir sobre Rubber. Para verla hay que hacerlo con la mente muy abierta y sin esperar ver algo convencional porque es cualquier cosa menos eso. Las actuaciones son bastante regulares, sin nadie que destaque por encima de los demás y pese a estar dirigida por un DJ la música tampoco es gran cosa.
Mención especial a la escena final, la cual no quiero destripar, que de por si podría ser un videoclip de cinco minutos.
No recomiendo ver esta película a nadie, no es una película para el gran público pero si la veis tampoco podréis criticarla por ser rara o extraña, ya que es ahí donde reside su esencia.
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