En un futuro no muy lejano el estado ha privatizado la educación, la sanidad, el ejército y ahora se ha hecho con el control de la policía. Además, la gran corporación que se ha hecho con todo el tinglado, la OCP, planea la construcción de otra ciudad anexa a Detroit con el objetivo de crear puestos de trabajos y atraer nuevos inversores. Todo en un ambiente de caos y desorden político evidente en todo el mundo. El Detroit de Robocop no es más que un espejo de la decadencia humana.
Entre todo este tejemaneje más corporativo que político, la policía parece el único reducto honrado de la sociedad. Aun así, los servidores del orden están cansados de que mueran compañeros suyos todos los días y nadie sepa hacer nada por evitarlo. Pero como hasta los policías son asalariados de una gran empresa se tienen que someter a lo que el mercado dicte. Y hasta que experimenten con ellos. Murphy, un policía bueno y valeroso, es cogido como conejillo de indias para realizar el policía perfecto: un cyborg, híbrido entre máquina y hombre que haga cumplir las leyes con contundencia.
Es sorprendente la cantidad de matices y lecturas que una película como Robocop puede llegar a tener. De lo filosófico a lo sociológico, de lo espiritual a lo económico. Robocop bebe de todas las fuentes posibles de la ciencia ficción, con Asimov y sus leyes de la robótica como primer referente, y nos lanza a un futuro (¿presente ya?) inhóspito y cruel. Un mundo donde una muerte no es más que un pequeño traspiés en un proyecto o el origen de un nuevo prototipo. En el mundo futuro de Robocop las noticias pasan de un desastre natural en un país africano donde han muerto cientos de miles de personas a los disturbios provocados por una huelga de policías. En medio, un programa donde una especie de Benny Hill nos hace reír a carcajadas.
Paul Verhoeven volcó en su debut hollywoodiense toda la mala baba que ya traía en sus orígenes holandeses. Con este mazazo dejó claro que era un espíritu libre difícil de domar y que sería cuestión de películas que la maquinaria quisiera engullirle. El tiempo le terminaría dando la razón y tras varios desafortunados tropiezos 20 años después volvió a Holanda, echando pestes.
Como la buena ciencia ficción, Robocop es una película que sigue vigente en sus planteamientos. La deshumanización de todo lo humano, la construcción de nuestra sociedad, el sálvese quien pueda y nuestro futuro en manos de los mercados. Todo demasiado familiar para ser tomado como una simple cinta de acción. Y de las buenas.
17 comments
En estos tiempos de adocenamiento y remilgos, hacen falta pelis con la mala hostia corrosiva y la violencia grimosa de Robocop. Ante la falta de ellas, revisitarla siempre es un placer.
Es curioso como con todo su mensaje y super-violencia (entre el tiroteo a Murphy y el tipo derretido deben estar muy top en escena perturbadoras) termino convirtiendose en un producto para niños: muñecos, cartas, juegos, dibujitos…
Y las secuelas también sufrieron el bajón, aunq aún les quedaba algún resabio de lo bueno de Robocop.
Más de 30 años después nadie se acuerda de eso, pero por suerte sobrevive la peli de Verhoeven.
En mi caso la revisité hará cosa de unos 4 años, y fue bastante acojonante lo actual de sus planteamientos sociales.
Lo de Robocop es digno de estudio, por la cantidad de capas y matices que tiene:
– Serie B sin pretensiones vapuleada por la crítica, así fue su origen
– Un ejercicio de sátira y de clarividencia que sobrepasa el excelente ejercicio de peli de acción que es
– Se convierte en un fenómeno que trasciende y alcanza las cotas de mito pop
– Los años van pasando y se empieza a reconocer el talento de su autor
– La crítica se empieza a rendir a sus bondades conforme pasan las décadas
– Siguen pasando los años y la película (salvo algunos efectos) envejece de puta madre y sigue clavando ese futuro próximo que nunca dató
– Y ya definitivamente nadie considera esta película un título menor y ocupa la posición que se merece como referente dentro del cine de acción y ciencia ficción de los 80
Y aquel crío de 9 años que se flipó en su día cuando la vió (¿cómo coño me dejaron mis padres ver eso con esa edad?) sonríe al adulto que soy ahora mientras pienso «Se la compro por un dólar»
A mí me llevaron mis padres a verla con 11 años y yo que sé qué estaban pensando mis padres. Yo a mi hija de 13 años no se la he puesto aún xd
Mítica y gloriosa a partes iguales, que debut tuvo en Hollywood el puto Verhoeven, pocas veces se ha visto tanta clarividencia y mala leche en una peli de este tipo. Cuanto se le echa de menos.
Y ya la segunda con el robot yonki flipas.
Que grandes fueron los 80.
La dos pierde la mala baba y el genio de Verhoeven, pero tiene sus momentos. Y parece ser que el guión original de Frank Miller era aún más bestia (se rumorea que lo escribió hasta arriba de cocaína)
Y sin invitarse el cabrón.
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