Una de las más comunes formas de ambientar una película de terror, es colocar a una serie de adolescentes entorno a un fuego, contando historias mientras uno de ellos se alumbra la barbilla con una linterna de dudosa calidad, ya que cuando es necesaria para alumbrar allí donde se produce el ruido sospechoso, las pilas de esta se agotan. Esta es la forma moderna en que el las historias del anciano de la tribu han llegado hasta nuestros días, historias de terror, historias imposibles, increíbles, donde se apela a nuestros miedos más primarios, que en ocasiones trasgreden los límites de lo posible.
Existen numerosas películas que podríamos encuadrar en el término cuenta historias o cuenta cuentos, donde algunas no dejan de ser una mera sucesión de historias cortas, mientras otras llevan una clara directriz narrativa, pero que sin duda, son películas ideales para lo que se sobrentiende que engloba la celebración de Halloween en Estados Unidos, una fiesta del terror ingenuo, del miedo inocente, del miedo a las cosas que no deben darnos miedo.
En un oscuro callejón, un Vampiro, y lo escribo con mayúsculas porque lo interpreta Vincent Price, se ve obligado a medicarse a costa de un escritor de historias de terror, interpretado por John Carradine, que por algún tipo de casualidad, se cruzó en su camino, este es el comienzo de El club de los Monstruos (The Monsters Club,1981) una película que no merece demasiada consideración, o al menos no lo tuvo en su momento, y como consecuencia fue un desastre de taquilla, pero admito que fui uno de los que la vio en pantalla grande, y que con el paso de los años ha sido valorado por su originalidad en el planteamiento de cada una de las historias, a modo de árbol genealógico, y que cumple su misión de película que cuenta historias de miedo para una noche de Halloween, otra cuestión es si las historias que cuenta asustarían a alguien en el año 2011. También, y esto es mi gusto personal, tiene un cierto toque hortera, la discoteca, los monstruos bailando música disco, que a mí personalmente me encanta, y no deja de intentar trasmitir una moraleja final, que en el gremio de películas de terror es calificada de antológica.
CreepShow (1982) es el más destacable ejemplo, se trata de una sucesión de relatos escritos seguramente por uno de los maestros del terror, Stephen King, y dirigida por una leyenda de este género, el señor George A. Romero, e inspirada en los comics de los años 50 publicados por E.C. Comics. Consta de 5 historias, a cual más retorcida, a cual más espeluznante, que acuden a nuestros miedos más primarios, encubiertos en historias imposibles. Miedo a morir enterrados o ahogados, miedo a lo que se esconde en lugares oscuros donde se pierden objetos y el miedo a que la muerte no sea definitiva. Todo esto bajo el hilo conductor de un chico aficionado a este tipo de historias, y el pasar de páginas de un comic que cae en la basura. Mención personal merece, al menos para mí, el reparto, con apariciones de un joven Ted Danson, Ed Harris, un muy poco cómico Leslie Nielsen, Hal holbrook y el propio Stephen King, interpretando a Jordy Verrill en una de las historias más cómicas de esta cinta.
Esta película, dio origen a una segunda parte CreepShow 2 (1987) donde King y Romero ya solo participaron como escritores del guion, sus relatos siguen contando con ese miedo a lo primario, aunque pierde parte del encanto original, y ya ni hablar de la tercera parte (tengo que mencionarla) CreepShow 3 (2006) realizada en animación, y de la que me niego a opinar por razones éticas.
Cuatro historias seleccionadas de entre las escritas por Rod Serling para la serie de televisión emitida a finales de los años 50 componen En los Límites de la Realidad (Twilight Zone: The Movie, 1983) que tienen como hilo conductor a dos amigos que viajan de noche en coche, y su forma de entretenerse es rememorar esas historias. Una película que no deja de ser un mero homenaje a su creador, y que tiene altibajos, con unos relatos que marcaron y otros que pasan sin pena ni gloria, pero que cumple sobradamente su objetivo, una película de relatos, de cine fantástico de los ochenta, con más imaginación que medios, y producida por Spielberg, y que cada segmento es dirigido por los diferentes nombres que firman la cinta, John Landis, Spielberg y George Miller, que no deja de tener su anécdota macabra en el accidente que sufrió Vic Morrow, en el que falleció decapitado, una anécdota más de esas para tertulias, pero que en este tipo de películas no dejan de tener morbo.
En compañía de Lobos (The Company of Wolves, 1984) Cuenta con todo lo necesario para ser el auténtico referente de esta tipología, un auténtico hilo conductor, un narrador presente en la historia y que nos atemoriza como forma de advertencia, de guía de supervivencia, un sueño, una realidad, un mal encarnado en la figura del lobo, temido desde tiempos ancestrales, y una moraleja, una clara y concisa moraleja, no dejar el sendero marcado, y desconfiar de los extraños. Todo esto englobado en una historia que no deja de recordarnos al conocido cuento de la Caperucita Roja, y en el que algunos insisten en ver connotaciones sexuales, lo cual yo no puedo apreciar, ya que me encuentro absorto en el terror de las transformaciones, en el miedo que me generan los artesanales efectos especiales y a lo cautivador de cada una de las historias que la abuela narra a su nieta, cada una con una advertencia diferente, cada una con un significado propio, pero todas con un mismo fin. La película no deja de ser un ejercicio de estética, de ambientación, en su conjunto, desde los angostos y siniestros senderos del bosque, hasta la porcelana como metáfora. Y Angela Lansbury es una sublime elección en el papel de la abuela, aquella que trasgrede los límites de lo que los padres consideran adecuado que sus hijos sepan, aquella que considera que las historias no deben ser ignoradas. Sobre el desenlace de la película, lo dejo a interpretación de cada uno, pues cada uno sacada el suyo, el mío lo reservo para mis tertulias.
Si aún no habéis tenido suficiente Historias de Terror (Tales of Terror, 1962) os contara tres relatos de Edgar Allan Poe, posiblemente junto con Lovecraft los dos escritores que son capaces de llevarnos al terror más primario, y en el caso de Poe, sin acudir a demasiados argumentos sobrenaturales, siendo el ser humano la parte más aterradora de sus historias. En esta película se narran las historias tituladas Morella, El gato negro y El Caso de Doctor Valdemar, tres historias que con Vincent Price como parte principal en cada una de las historias, componen una gran obra las ordenes de Roger Corman.
Cambiemos la hoguera por la pantalla, cambiemos la linterna por algún tipo de luz indirecta y pasemos una noche de Halloween viviendo historias que nos lleven a nuestros miedos más irracionales, allí donde ni en nuestros sueños queremos ir, y a las que llamamos pesadillas.
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Una película reciente que recupera un poco ese espíritu es ‘Trick’r Treat (2007)’. Toda una gozada para los que disfrutamos de este tipo de historias terroríficas, irónicas y bizarras.
Hola que tal es increíble lo que has escrito, quiero decir que yo amo y amo al señor VINCENT PRICE y envidio que usted sí haya tenido ese privilegio de haber visto al maestro en pantalla grande 🙁 desafortunadamente yo nací en el que hubiera sido su próximo cumpleaños 🙁 🙁 🙁 ni modo mi meta es conseguir todas y cada una de sus películas, apariciones en televisión y libros
Gracias y que este muy bien.
He de decirte que no es una obra cumbre, ni del cine, ni de la carrera de Price, pero si es una de estas películas que son un festival para los amantes de este genero, algo que se añora mas que se disfruta. Y si, esa película fui al cine a verla, no levantaba mucho del suelo, pero tengo ese recuerdo añorado y destrozado por el re visionado años después.
Gracias por el comentario, pero si me tratas de usted y me haces ver que vi películas de Price en el cine si que me sentiré mayor XD
Se que el y sus amigos no son lo que se dice el haber ganado un Oscar peter cushing christopher lee, bueno pero es mejor ver a los héroes que a la calidad del trabajo, son únicos y siempre lo serán.
Y bueno la edad es un estado mental, lo trato de usted por respeto, a muchos amigos de la misma edad los trato de igual manera