Oro blanco, una granja en Islandia

La anterior película de Grímur Hákonarson, Rams (El valle de los carneros) tenía fuerza y convencimiento en su retrato de un mundo rural que parece en trance de desaparición con el siglo XXI; y no principalmente por los trabajos y el modo de ganarse la vida, sino por la mentalidad, por la forma de ser y estar en el mundo de la gente.

Oro blanco (Héraðið, Grímur Hákonarson)

Muy similar es la perspectiva en Oro blanco, título que hace referencia a la leche como único medio de vida de Inga, una granjera que acaba de quedarse viuda. Su marido ha muerto en un sospechoso accidente y ella se sorprende con las muchas deudas que ha dejado a la todopoderosa cooperativa del condado (The County es el título internacional de la película). Se entera del comportamiento monopolista y hasta mafioso de la cooperativa a quien los ganaderos y agricultores tienen que vender obligatoriamente la producción, y a quien tienen que comprar abonos, herramientas y cuanto necesiten para su trabajo, aunque sea a un precio por encima del mercado.

Inga es una mujer de mediana edad, con los hijos criados y emancipados, que ya no está dispuesta a soportar nada ni a nadie. Se rebela contra esta situación y alienta una alternativa. Pero sufre un acoso económico en toda regla.

Hákonarson escribe y filma con estilo, con austeridad de medios, convicción en lo que cuenta y conocimiento de esa Islandia rural de tabernas y pocos vecinos obligados a entenderse que resulta identificable con muchos otros ámbitos de distintos países. Uno de sus aciertos es el reparto con rostros de enorme autenticidad. El espacio del campo islandés quemado por el frío, la niebla y la soledad revela el contexto adverso en que tiene que sobrevivir Inga.

Oro blanco (Héraðið, Grímur Hákonarson)

A la película le falta mayor fuerza y desarrollo dramático, pero se ve a gusto y el espectador empatiza con esa mujer que pasa de estar relegada del negocio familiar del ganado a cobrar protagonismo y no dejarse pisar: todo un modelo bastante universal de una generación de mujeres que ahora se valora. Ello hace que Oro blanco sobrepase las costas de la isla nórdica, se sobreponga a su condición de obra casi de cámara y nos proyecte a la actualidad y globalidad del —perdón por la palabra— empoderamiento de las mujeres. 

Oro blanco (Héraðið, Grímur Hákonarson) ⭐️⭐️⭐️

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