Intentar hacer un juego de palabras con el título del film con clara referencia al clásico de George A. Romero no va a hacer que la cosa mejore. Ahora entiendo perfectamente que algunas películas se lleven directamente al mercado doméstico y al videoclub. Night of the Living Deb es una de ellas. La poca imaginación del guion que solo se sostiene con algunas frases de la protagonista pelirroja, le hace la competencia a unos tristes efectos especiales y un maquillaje más propio de becarios que de grandes maestros del oficio.
La menuda, encantadora y graciosa Deb no sabe lo que pasó anoche. Su encuentro con el atractivo Ryan acabó con los dos en la cama pero no recuerda nada de lo que hicieron allí. Un error para uno de ellos y una mágica noche con un futuro prometedor para el otro. Por la mañana las cosas han cambiado mucho en Portland. Los zombis parecen haberse adueñado de las calles y los que aún no se han contagiado con el agua contaminada, corren como pollos sin cabeza y se defienden como pueden de ellos. Los dos jóvenes protagonistas deberán sobrevivir en unas terroríficas condiciones buscando a algún otro superviviente entre la familia y amigos mientras sortean las decenas de cadáveres andantes que inundan la ciudad. Unas horas que servirán para unirlos haciendo que el amor llegue hasta sus corazones pasando algunas aventuras dentro y fuera de los límites de la población infestada.
La larga lista de secundarios que desfila por Night of the Living Deb trata de aportar su granito de arena a la causa con personajes estereotipados que sin embargo no causan ni la más mínima carcajada. Quizás es que el humor norteamericano va de otro palo pero me resulta muy tonto hacer creer que chistes fáciles y de ventosidades pueden hacer que pasemos un rato divertido. A la escena de la transformación de Maria Thayer, una cómica de series de televisión, de chica del montón a pibón solo con un peinado y maquillaje adecuados solo le falta una cámara lenta y música de fondo cañera para darnos de bruces con algo que se repite una y otra vez en este tipo de producciones. Si querían acercarse a la británica Shaun of the Dead combinando comedia y muertos vivientes han quedado muy muy lejos por mucho que intenten copiar e imitar su esencia no llegándole ni a la suela del zapato.
Al ver Night of the Living Deb me acuerdo de lo que yo siempre digo y es que hay que ver también cosas malas para descubrir lo que es bueno. Yo sin duda no me quedo con el escaparate que me han vendido en la puerta número A. Después de perder una hora y media solo puedo decir: Oh my God!