Ya ha quedado atrás la época en la que cada película de Pixar era un evento imprescindible. Cintas más bien mediocres como El viaje de Arlo o cualquiera de sus numerosas secuelas prescindibles (sí, Toy Story 4, te miro a ti) han hecho que la confianza en el estudio se haya visto muy mermada para el público general. Pero el estudio parece decidido a remontar el bajón volviendo a lo que le hizo especial: aventuras, diversión, emoción y un acierto muy específico. Sorprender. No con increíbles giros ni efectistas vueltas de tuerca, sino con pequeñas revelaciones personales, haciendo del film un viaje literal pero, sobre todo, personal y emocional. Efectivamente, podéis respirar tranquilos: Onward es un retorno al mejor cine de Pixar.
Dirigida por Dan Scanlon, que ya hizo la tristemente ignorada Monstruos University y, antes, participó de una manera u otra en las secuelas de 101 dálmatas, Pocahontas, Tarzán y La sirenita, esta nueva sorpresa de Pixar es capaz de hacer pasar de la risa al llanto en solo unos segundos gracias a unos personajes definidos a la perfección desde el primer minuto, cada uno con su evolución interna dentro del metraje. Por si acaso, llevaos pañuelos al cine: a los quince minutos tiene lugar una escena tan tierna que ya estaba llorando a moco tendido.
Y es cierto que su prólogo no es muy halagüeño, donde un plano secuencia nos introduce un mundo de magia y fantasía que acabó convirtiéndose en un mundo normal y corriente habitado por criaturas mitológicas: orcos conduciendo el coche, mantícoras abriendo restaurantes infantiles y oficinas para elfos. Mientras, una voz en off nos dice que ojalá quede algo de magia en el mundo. Si el sarcasmo te permite pasar de este prólogo sobreexplicado sin arquear una ceja, el resto está todo hecho.
La película podría haber ido a lo fácil y tratar sobre el dolor de la pérdida y la superación de la misma (al comenzar el metraje, el padre de Ian y Barley lleva muerto 16 años y la herida aún está cicatrizando), y aunque se toca el tema, Onward hace el más difícil todavía: subvertir tus expectativas y hablar sobre las expectativas, la confianza, los distintos tipos de amor y la búsqueda de la individualidad. Hacer esto en una película en la que una mantícora tiene que arreglar una máquina de karaoke y la pista definitiva está en el mantel de un menú infantil no es fácil.
Pero, sin embargo, lo parece. Onward es fácil de ver, fácil de entender y un placer para los sentidos. Coherente, divertida, sensible y repleta de personajes que van más allá del cliché. Una pieza artesanal con un envoltorio mainstream que no se podría entender sin juegos como Magic o Dragones y Mazmorras: Onward es también un homenaje al rol y los roleros, a las partidas interminables tratando de recuperar la Joya de Fuego (por ejemplo), a la euforia al lanzar un dado y conseguir acabar con ese enemigo imposible. Es precioso.
No tengo más que palabras laudatorias para Onward, que quizá pierde un poco en el tratamiento de Laurel, la madre, que ofrece alguna de las mejores escenas del film pero cuya evolución está un poco aguada. El resto de personajes secundarios son hilarantes (desde un centauro imposiblemente hilarante hasta un dragón mascota adorable), el guión no se pierde en ningún momento y solo se le puede achacar algo de previsibilidad llegada a un punto. Pero cuando la previsibilidad está tan bien contada, ¿qué más da que caiga en un par de tópicos?
Creo que desde Inside Out no me emocionaba tanto con una película del estudio. Tanto, que hasta he encontrado renovadas ganas para ver Soul, la película que estrenan en junio. ¿Y si estamos ante el resurgir de una nueva era dorada para Pixar? Aunque no sea así, Onward es un paso en la dirección correcta, pese a que los diseños, de primeras, no llamen la atención a nadie. Al final, lo grande de este estudio es que no necesita entrarte por los ojos continuamente: su verdadera grandeza es hacer que te emociones con un bolígrafo tachando cosas en un cuaderno.
Puede que estuvierais pensando en esquivar esta película de Pixar, pero no lo hagáis, o podéis arrepentiros. Onward es una absoluta maravilla.
2 comments
Nadie en su sano juicio debería esquivar una peli de Pixar, por si acaso como parece que pasa con Onward, se cascan otra maravilla.
De acuerdo en que la última grande de verdad que hicieron fue Inside Out, pero Toy Story 4 aunque prescindible tenía tanto arte detrás…, y Coco tampoco me parece que deba ser ignorada (ni siquiera Monsters University).
Pues eso, en cuanto pueda… a ver Onward.