Segunda parte de Las Crónicas de Randy Meeks en la Muestra SyFy 2020 con la brasileña Bacurau, la británica Shed of the Dead y la taiwanesa The Cleansing Hour.
Bacurau (Juliano Dornelles, Kleber Mendonça Filho, 2019) ⭐️⭐️⭐️⭐️
La ganadora del Premio del Jurado en el último Festival de Cannes no decepciona. Una fábula macabra sobre la lucha de clases, la corrupción, el orgullo de los pueblos y la importancia de la dignidad. Lo que podría haber sido un simple Blanco humano se convierte más en un cómic de Astérix en el que todo el pueblo va, a una, contra el invasor (en este caso, un grupo de turistas estadounidenses que deciden gastar su dinero en aniquilar un pequeño pueblo brasileño de menos de 80 habitantes).
Sus códigos de puesta en escena son propios del cine de autor, y está cocinada a fuego muy, muy lento, pero los aficionados al fantástico no se irán de vacío: lo que comienza como una película de cine social acaba convirtiéndose en una película de venganza con muchos disparos, hemoglobina y gore. La demostración perfecta de cómo una película de autor puede ser también un festival de sangre sin perder ni una gota de calidad. Maravillosa e imprescindible.
Shed Of The Dead (Drew Cullingham, 2019) ½
¿Os acordáis de Zombies Party y de lo divertida que era su subversión de las películas de muertos vivientes? Pues Shed of the Dead es… lo mismo, pero pasado por el filtro de un niño de 12 años rolero que, me temo, será el único que disfrute de una película donde todas las gracietas (las no plagiadas a Edgar Wright, al menos) tienen que ver con la masturbación o el sexo visto por alguien que jamás ha tenido sexo.
Grosera, estúpida, larga y, aún peor, con un argumento de venta (“Dos frikis roleros se enfrentan al apocalipsis zombie”) con el que me hubiera gustado ver una película decente. Otra vez será, porque esto es de lo peor que jamás se haya proyectado en la Muestra Syfy. Y ya es decir.
The Cleansing Hour (Damien LeVeck, 2019) ⭐️⭐️⭐️
A medio camino entre Black Mirror y El exorcista, The cleansing hour habla sobre un famoso sacerdote que realiza exorcismos por streaming al que, de pronto, se le aparece un demonio de verdad que le obliga a sincerarse ante su audiencia. Vaya por dios. Los efectos visuales son más que cumplidores, el argumento es original y los chistes funcionan.
La pena es que el metraje de The Cleansing Hour es excesivo y no da tanto de sí. Habría sido un corto maravilloso, pero la insistencia por convertirlo en largo lastra sus intenciones. Al final, los personajes se embarran demasiado y se aparta la macarrada del concepto inicial, aunque en ningún momento deja de ser fiel a sí misma. Eso sí: pasado mañana no recordaré ni un solo plano.
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