20th Century Fox no es un estudio que se caracterice por sus buenas maneras con los directores y mucho menos por su paciencia. Numerosas son las historias que lo acreditan y esta es una de ellas. Bryan Singer y el resto del reparto tenían contrato para sólo dos películas con lo que cuando la Fox quiso hacer la tercera parte de X-Men tuvo que empezar a negociar con todos desde cero. Singer había recibido la oferta por parte de Warner para dirigir Superman returns y se llevó a todo su equipo con él. El director se ofreció a dirigir la tercera entrega de la saga mutante pero el estudio no quiso esperar. En un movimiento muy habitual en Hollywood, la Fox ya tenía fecha de estreno (Mayo de 2006) cuando ni siquiera tenía confirmado el guión ni el director.
Matthew Vaughn fue el elegido tras diferentes negociaciones con Zack Snyder, Alex Proyas, Joss Whedon, e incluso Darren Aronofsky que fue propuesto por Hugh Jackman. El problema vino cuando Vaughn se dio cuenta que no podía cumplir con el calendario exigido, sobre todo si quería hacer un buen trabajo. Finalmente, como medida de emergencia se acudió a un impersonal mercenario llamado Brett Ratner, director de la exitosa saga Hora punta. Y no se puede decir que Ratner hiciese una mala película. Simplemente es que al lado de sus predecesoras palidece por su falta de carisma.
Un laboratorio farmaceutico encuentra una cura para suprimir el gen mutante. Como en las anteriores entregas, vemos como Magneto y el Profesor Xavier, aun compartiendo visiones similares, toman caminos antagónicos. El primero pretende destruir el laboratorio y a todo el que se cruce en su camino y el segundo opta por la vía diplomática. Lo que en manos de otro director con un poco más de sensibilidad se podría haber convertido en una buena reflexión políticosocial, en manos de Ratner queda en mera anécdota. X-Men: La decisión final es espectacular y más grande que las anteriores, pero eso es una simple cuestión de presupuesto. Si algo demostró Singer con la primera entrega es que no hacían faltan muchos millones de dolares sino algo que no se puede comprar llamado talento. Afortunadamente, Ratner tiene muy pocas ínfulas artísticas y no intenta hacer su película. El tono se va un poco más hacia lo fantasioso pero aun así mantiene, dentro de lo que cabe, los rasgos que definió Singer. Al menos es de agradecer que no se traicionase lo que ya estaba bien hecho. No me quiero ni imaginar si le dan la película a Joel Schumacher.
Tanto Singer como Vaughn se encargaron posteriormente de criticar duramente la película. Singer mencionó que se arrepentía de no haberse involucrado en el proyecto y que lamentaba su decisión de haber hecho Superman returns. Por su parte, Mathew Vaughn dijo que él habría hecho un trabajo cien veces mejor y con mucha más alma. Parece que la Fox tomó buena nota y volvió a contar con ambos para X-Men: First Class.
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