Habíamos dejado a Hulk danzando con un patético Thor y para su siguiente aventura decidieron ponerle como compañero de correrías a un abogado ciego llamado Matt Murdock, también conocido como Daredevil.
Por cosas del destino, como siempre, al pobre David Banner lo meten en la carcel y tiene que respirar hondo para no convertirse en el monstruo verde. Pero un día tiene una pesadilla, se la va el tema de las manos y se acaba convirtiendo en La Masa. Pero ahí estará su abogado que confía ciegamente en la inocencia de David y que tiene como enemigo al malvado Wilson Fisk, alias Kingpin.
En esta ocasión dejaron al mismo Bill Bixby de la dirección del telefilme ya que tal vez eran consciente del despropósito que había sido The Incrdible Hulk Returns. La verdad es que ésta es una de las mejores producciones de toda la larga saga de películas de La Masa. La historia está interesante y el conflicto que se ve entre los personajes de Banner y Murdock está logrado: las diferentes formas de ver el bien y el mal y el sentido de la justicia tan propios de un personaje como el de Daredevil.
Las dos mayores curiosidades de esta producción serían por un lado el uso de un malvado canónico de la Marvel como es Kingpin. Wilson Fisk es de estos malos que sirven para un roto y para un descosido porque lo mismo se da de tortas con Spiderman, con Daredevil o The Punisher. Como segunda curiosidad reseñar que fue la primera vez que Stan Lee hizo un cameo en una producción basada en uno de sus personajes.
Podría haber salido algo interesante si se hubiesen animado a hacer una serie sobre el personaje de Daredevil pero no hubo suerte. Aun no eran fechas idóneas para los superhéroes y ni los presupuestos ni los medios propiciaban el género. Durante los 90 hubo unos pocos intentos desafortunados que iremos contando.