En un tiempo en que las multiples pantallas forman parte de nuestro día a día (cuantos de nosotros consultamos algo en imdb mientras vemos una película, o, en el peor de los casos, tuiteamos compulsivamente mientras engullimos una serie en directo) una obra como Maestà, la Pasión de Cristo parece querer unir el halo clásico de reconstrucción pictórica, como los propuestos por Peter Greenaway en sus mejores tiempos, con experimentos postmodernos multipantalla como la española Todos tus secretos de Manuel Bartual.
Maestà, la Pasión de Cristo recrea la secuencia temporal presente en el políptico del siglo XIV obra de Duccio di Buoninsegna. Los 26 paneles, situados a lo largo de cuatro metros de longitud, forman la historia de Jesús desde su entrada a Jerusalem a su muerte y resurrección. En la película, Andy Guérif da vida a cada una de estas viñetas haciendo patente el carácter secuencial que la obra de di Buoninsegna y su lectura como una historia completa dividida en capítulos. Aun así, Guérif da carácter de simultaneidad a algunos de los paneles de forma que nuestra atención oscila entre las diferentes pantallas que se exponen ante nuestros ojos.
Una de las actividades más fascinantes que se pueden realizar frente a una obra pictórica, sobre todo si presenta un instante de una historia, es imaginar tanto el cómo se llegó hasta ahí y el qué sucede después. Maestà, la Pasión de Cristo congela y silencia los momentos en los que la pintura de di Buoninsegna y la película se encuentra mostrando así el antes y el después, hacendosos también reflexionar sobre la naturaleza de la pintura al elegir un instante y no otro. Así, Maestà, la Pasión de Cristo se presenta como una reflexión no solo sobre la naturaleza temporal de un arte como la pintura sino de la naturaleza secuencial propia del cine.
Alguien seguro habrá comentado que Maestà, la Pasión de Cristo es una obra más propia de exhibir en un museo que en una sala de cine. Pero no creo que debería ser esta la discusión. El querer relegar a ciertas obras a los entornos museísticos no deja de ser una actitud reacia a cualquier película que no se enmarque en lo que es un ejercicio de cine estandarizado. Maestà, la Pasión de Cristo solo nos pide tiempo, poco más de una hora, un tiempo que seguro no hubiésemos empleado en ver el políptico original.
MAESTÀ, LA PASIÓN DE CRISTO SE PROYECTA HOY POR ÚLTIMA VEZ EN CINETECA MADRID A LAS 20:30