En los últimos años hemos visto el auge de lo que se ha venido llamando la nueva ola del cine rumano con directores como Cristi Puiu (Aurora, un asesino muy común; La muerte del Sr. Lazarescu), Radu Muntean (Martes, después de Navidad), Florin Serban (Si quiero silbar, silbo) o Cristian Mungiu (4 meses, 3 semanas, 2 días) entre otros. Y la última película de Calin Peter Netzer (Maria, Medalla de honor) es buen ejemplo de ello. Madre e Hijo nos narra la peculiar relación entre Cornelia y su hijo Barbu y se alzó con el Oso de Oro a mejor película en el Festival de Berlín del año pasado.
Ya desde la primera escena de la película escuchamos de boca de la actriz Luminita Gheorghiu, que interpreta a Cornelia Keneres, las cosas horribles que su hijo Barbu le ha dicho y cómo él finalmente no irá a ir a su fiesta de cumpleaños y no quiere saber nada de ella. Pronto ocurrirá la desgracia: Barbu ha atropellado y matado a un niño con su coche y se encuentra en la comisaría. Y ahí comenzaremos a ver cómo funcionan las cosas en la clase alta, cómo con un par de llamadas de teléfono todo se puede solucionar y todo lo que una madre está dispuesta a hacer por su hijo.
Bogdan Dumitrache da vida a Barbu, el traumatizado hijo de Cornelia de 32 años, que vive con Carmen, mujer con una niña y que su madre no soporta. Calin Peter Netzer retrata a una madre posesiva y obsesionada por tener a su pequeño cerca, celosa de lo que otras mujeres puedan hacer a su Barbu y cuyo único objetivo en el mundo es que su hijo la quiera, dependa de ella como protectora, como salvadora. Barbu, a su vez, está dolido y cohibido por la tortuosa relación con su madre, por lo que la única manera que tiene de enfrentarse a ella es alejarse, huir. La cinta nos muestra cómo proteger en exceso a las personas que más queremos puede producir todo lo contrario a lo que buscamos.
Madre e hijo nos retrata la relación entre ambos en unas circunstancias excepcionales y que nos da una visión de cómo funciona un país en el que los pobres siguen siendo muy pobres y los ricos muy ricos y cómo las leyes funcionan a diferentes niveles para cada uno de ellos y la cinta no está exenta de crítica a esa alta burguesía y a su modo de vida.
El director utiliza una cámara muy personal y cercana, torpe en ocasiones y que puede incluso marearnos pero que nos transmitirá a la perfección todo el dolor y rabia de los personajes. Y atención a la espectacular interpretación de Luminita Gheorghiu (nominada a los premios de cine europeo) que llena la pantalla cada minuto que aparece en ella.
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