Puedes ser católico practicante o no, ir a misa todos los domingos y confesarte o comulgar en la iglesia o abrazar cualquier otra religión con sus ritos y liturgia concreta, eso no tiene importancia a la hora de acercarse y disfrutar de un film tan entretenido y a la vez tan profundo como este. Los dos Papas, del brasileño Fernando Meirelles, es un disfrute desde el comienzo: el primero de los nombramientos con la votación a puerta cerrada de los cardenales, la fumata blanca, la salida al balcón y las primeras palabras tras el Habemus Papam, hasta el final con la quedada para ver la final del Mundial de fútbol en la que se enfrentaban Alemania, país de Benedicto XVI y Argentina, nación en la que nació el Papa Francisco.
Entremedias van a darse una serie de conversaciones y diálogos entre ellos dos repasando la actualidad de la Iglesia Católica y sus propias vidas en diferentes marcos como las alturas de un helicóptero, los jardines de Castel Gandolfo, la Villa de verano de los Papas, el interior de la Capilla Sixtina u otras estancias del mismo lugar, custodiado por la Guardia Suiza. En Los dos papas, Anthony Hopkins y Jonathan Pryce se meten en la piel de estos sagrados personajes convirtiéndolos en hombres terrenales y alejándolos de la visión que muchos tienen de ellos, como seres iluminados por un halo de santidad. El representante y voz de Dios en la Tierra, también de la Santa Sede, es humano como todos nosotros, comete errores y pecados y se arrepiente confesándolos. En eso coinciden dos hombres que aman a Dios sobre todas las cosas, no desean dudar de su fe y transmiten su religión según sus mandamientos ¡sin embargo la manera de llegar a los fieles es muy distinta! Benedicto XVI se aferra a los valores conservadores y tradicionales estudiados, se aleja de la moderna Iglesia que algunos pregonan y sermonean y critica o condena los errores de esta, como los casos de pederastia pero no los corrige o castiga de la mejor de las maneras. El Papa Francisco desde Argentina está más cerca del pueblo, de los feligreses que se confiesan en las pobres misas multitudinarias celebradas en humildes lugares, escucha a todo aquel que tiene algo que decir y se muestra más accesible al creyente que busca su ayuda o palabra. Uno no rehuye la pompa, el lujo y el boato que lleva aparejado el puesto, el otro prefiere la simpleza y la humildad tal y como corresponde a un ordenado jesuita.
Los dos se escuchan, perdonan sus pecados y entienden que algunas decisiones deben ser cambiadas, algunas impresiones son erradas. Habían dejado de oír la voz de Dios o esta llegaba distorsionada como si el canal o la antena estuvieran estropeadas temporalmente. Estos diálogos en persona y a medio metro, interrumpidos de vez en cuando por el marcapasos que aconseja varios paseos diarios, son la revelación y señal más clara de esto. El alemán que escribe libros, toca el piano y habla latín entiende que su renuncia es más que evidente y que su sucesor está delante suyo, aunque no lo vea muy bien con su ojo izquierdo enfermo, el argentino seguidor e hincha del equipo de fútbol de San Lorenzo, recolector de plantas aromáticas y visitante de pizzerías de barrio entenderá que la jubilación es un error y que su nueva vida pasa por bendecir desde Roma o desde cualquier lugar del mundo que lo necesite. Dejarán atrás culpas y acusaciones terribles de un pasado que es mejor olvidar y forjarán un futuro prometedor para millones de personas.
Esos días de marzo del 2013 que pasaron juntos dialogando, bailando tango o escuchando música no fueron una bonita ficción que desear, fue la realidad de una recién nacida amistad entre dos Sumos Pontífices, el que se iba y el que iba a llegar…
Por desgracia films como Los dos papas o El irlandés de Martin Scorsese se van a exhibir en pocos cines de nuestro país estrenándose en Netflix a finales de este mes en la televisión. Una realidad que aleja a muchos del buen cine en pantalla gigante y que nos avisa de lo que puede suceder en un futuro cercano.
5 comments
Me la veré, por supuesto. Pero era una peli que parecía prometer mucho en la pretemporada de la carrera de premios y luego se ha ido difuminado por completo. Pero lo dicho, habrá que verla para opinar. Mala no será.
Creo que si rasca algo en los Oscar será en el apartado de interpretaciones, aunque este año conseguir nominación va a estar caro.