Les combattants, en lucha con el futuro

Por una parte, Les combattants puede ser vista como una historia más de jóvenes buscando su lugar en el mundo en una sociedad que cada vez les tiene menos en cuenta. Las peripecias de Arnaud y Madeleine desde que se conocen en la playa y ella demuestra su carácter más bien hostil, al ingreso de ambos en una peculiar academia militar nos llevan por un proceso no solo de conocimiento mutuo sino de autoconsciencia de las responsabilidades con las que habrá que lidiar en una Europa en crisis.

Pero con mucho tino, sutileza y buen gusto, el debutante Thomas Cailley compone un relato que encierra mucho más que una simple coming of age. Como sin querer la cosa y evitando impostar la voz Les combattants se revela como toda una metáfora de nuestra sociedad en crisis. Cailley y su coguionista Claude Le Pape muestran las diferentes formas de enfrentarse a la autoridad: la visceral y llena de furia que caracteriza a ella y la más conformista y sosegada de él. La historia de supervivencia y preparación ante un futuro incierto (el de esta sociedad) plantea también nuevos puntos de vista ante una masculinidad y feminidad en constante reformulación.

Les combattants

Les combattants va mutando su piel pasando del relato romántico de verano a la comedia adolescente, pasando por el drama familiar e incluso algún que otro apunte bélico y, como ya hemos comentado, la parábola social. Así, la película de Thomas Cailley va puntuando temas con enorme lucidez pero sin perder de vista la cercanía de sus personajes. No en vano, la excelente labor de los actores Kévin Azaïs y Adèle Haenel se vio recompensada con sendos Premios Cesar: la sutileza  de Cailley también se ve reflejada en las composiciones de los dos jóvenes actores que superan con sobresaliente el reto de mantener sobre sus hombros una historia más mínima de lo que parece.

Les combattants

Con un gran sentido del humor e incluso ciertas dosis de aventuras Les combattants es desde ya una de las grandes sorpresas del verano. De visión fácil en la superficie y numerosas capas de complejidad en su fondo, la obra de Cailley nos presenta a un joven director al que habrá que seguir con lupa y del que podemos esperar grandes cosas. Su debut ya es grande, esperemos que lo que venga también lo sea.

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