La reina del miedo arranca con apariencia de cine de terror: una mujer busca a oscuras la causa del apagón en su casa cuando aparecen unos guardas de seguridad que observan con incredulidad su exagerada reacción. La mirada de los hombres hacia Robertina, inquisidora y condescendiente, aumenta un desasosiego que en realidad no sabemos de donde procede. El debut en la dirección del tandem formado por la actriz Valeria Bertuccelli y la realizadora Fabiana Tiscornia ofrece este prometedor arranque que, a pesar de dar demasiados tumbos narrativos, proporciona un retrato femenino de gran interés.
Bertuccelli interpreta a Robertina, una actriz de éxito que prepara una nueva obra de teatro, uno de los muchos miedos a los que tendrá que enfrentarse. Un amigo enfermo terminal, un marido ausente, una asistente un tanto torpe son algunos de los personajes que rodean a Tina y no hacen más que acrecentar sus temores. Pero en realidad casi no sabemos cuales son. Bertuccelli y Tiscornia optan por un relato elíptico donde en pocas ocasiones se exponen claramente los miedos de Tina, unos miedos que la paralizan siendo incapaz de tomar ninguna decisión. Estos huecos los rellena el espectador, intuyendo una vida pasada (y futura) tan incierta como desconcertante. No cabe duda que optar por esta narración supone todo un reto para las debutantes que no siempre salen airosas del envite, pero por aquí siempre agradecemos el riesgo al adocenamiento,
La reina del miedo no es una película fácil de ver precisamente por lo críptico de los miedos de la protagonista y el marcado simbolismo de muchas de sus partes. Un árbol que no acaba de ser arrancado, el recuerdo de interpretar a una roca o una conversación con una depiladora probablemente signifiquen mucho más de lo que imaginamos y es en los pliegues de ese relato oculto donde la película alcanza cotas de misterio realmente notables. Aun así, la película se torna a veces demasiado discursiva sin que tengamos claro hacia donde está poniendo el foco, dejando al espectador vagando por tramas que no sabemos hacia donde van. El buen hacer de Valeria Bertuccelli frente a la cámara será así nuestro único asidero, demostrando la actriz argentina que esto no es un proyecto de vanidad y que sus metas son altas a los dos lados.
La prometedora película de Valeria Bertuccelli y Fabiana Tiscornia nunca alza la voz hacia sí misma de forma que puede parecer una obra más contenida de lo que realmente es. La reina del miedo aun siendo una obra no del todo perfecta nos anuncia unas directoras que si continúan sus inquietudes podrán darnos grandes películas.