La guerra del planeta de los simios, el final de la trilogía

¡Otro de los platos fuertes del verano ya esta aquí! como diría Carol Anne, la niña de Poltergeist. Es este quizás uno de los que más esperaba pues las otras dos películas de esta trilogía me dejaron un muy buen sabor de boca. Ahora los monetes comandados por Cesar van a enfrentarse a una nueva amenaza real, un ejército de soldados aulladores que van a su bola y que no de detendrán ante nada y nadie siguiendo las órdenes de un chiflado coronel, cabeza rapada que no puede descansar en paz y que odia todo lo que tenga que ver con los simios a los que culpa de su desgracia. La guerra en realidad es un enfrentamiento entre estos dos grupos, humanos y monos y un tercer enemigo de ambos que solo tendrá peso al final de La guerra del planeta de los simios.

La guerra del planeta de los simios
Matt Reeves repite dirección y esta vez ha querido cambiar los instintos de todos sus personajes. A los humanos los ha bestializado y a los simios los ha humanizado. Cesar, amigos y familia viven felices en comunidad y se quieren y ayudan en todo lo que pueden manifestando unos sentimientos muy humanos, en cambio los soldados de Woody Harrelson, muy flojita su actuación, actúan como animales tratando salvajemente a los demás incluidos a los suyos convirtiéndose en unos marginados que no aceptan vivir en sociedad. Sus instintos primitivos les han condenado a vivir en un lugar apartado o enfrentados a otros grupos que en nada se les parece.

Es verdad que no son muchas las escenas de lucha de las que podemos disfrutar en La guerra del planeta de los simios y eso influirá negativamente en la crítica que se cebará sin remedio, pero creo que el director buscaba otra cosa y el título le ha confundido a él y a todos. La guerra es el conflicto interior que muchos de ellos padecen, Cesar refrenando sus ansias de venganza, simios traicionando a sus hermanos, amor y odio que se mezclan y se confunden tal y como pasa muchas veces en la vida real. Las lanzas pueden hacer más daño que los fusiles, algunas palabras pueden dañar más que algunas actitudes.

La guerra del planeta de los simios, va a ser la reina de los guiños, la reina de los homenajes a otros títulos clásicos del cine bélico o que trata de la antigüedad. Cuando veamos los cascos de los soldados nos acordaremos de La chaqueta metálica de Kubrick o Platoon, cuando leamos el graffiti de la pared sonreiremos al recordar a los soldados de Apocalypse Now y cuando recorramos el campo de prisioneros sin duda volverá a nuestra memoria el puente que estaba sobre el río Kwai. ¡Hasta Donald Trump parece querer decir algo en la idea que el coronel tiene de levantar un gran muro! Cesar es el nuevo mesías que va a liberar a su pueblo de la tiranía de unos humanos que los tratan como esclavos. Los conducirá lejos de allí a una tierra prometida que los colmará de dones y los salvará de cualquier otra amenaza, un paraíso en la tierra que todos anhelan. Sus enemigos tratarán de evitar la evasión y que la enfermedad los corroa el cuerpo y la mente haciendo que se pierda su corazón. Para que esto ocurra deberán cruzar un peligroso lugar donde el agua, líquida o sólida en forma de nieve puede hacer que todos mueran. No, no estoy narrando el pasaje de la biblia en el antiguo testamento que habla de Moises, las plagas, la huida de Egipto y el paso del Mar Rojo pero lo parece.


Al final todo se reduce a las consecuencias de una enfermedad mortal que ha diezmado a la población y que ha sido capaz de crear diferentes grupos que tratan de sobrevivir como pueden, algunos buscan la paz haciendo el amor y demostrándolo y otros guerrean contra todos perdiendo el poco raciocinio que aún les quedaba. Un punto y seguido para otro film que seguro vendrá y a algunos nos entretendrá no solo por las gracietas de Simio Malo sino por el mensaje que subyace y que claramente hace referencia a que en ocasiones hay animales que son mejores que muchas personas sin viceversa. Toca volver a revisionar el clásico de los años sesenta, toca volver a ver a Charlton Heston enamorado buscando respuestas en la Zona Prohibida acompañado de una mujer a la que ahora ya reconocemos y que junto a ojitos azules también debería recordar muchas cosas. Tras La guerra del planeta de los simios todo comienza a tener sentido, muchas preguntas ya son contestadas y para eso no hace falta liarse a mamporros toda la película aunque el título así lo anticipe. Deleitémonos con la fotografía que es maravillosa, los efectos especiales en las escenas de acción que son una burrada, unos simios a los que no solo les hace falta hablar sino que lo hacen, con algunas especies más rudas y amenazadoras, como los gorilas pero con buen corazón y otras más débiles en potencia pero fuertes en el acto, como los amigos de Cesar, Maurice y Rocket y una banda sonora que sabe transmitir el sentimiento deseado ya sea momentos de calma y tranquilidad o tensiones con persecuciones a caballo detrás de desconocidos.

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