La familia que tú eliges se define por dos escenas: en la primera, un grupo de cinco personas van en un coche descapotable por una carretera muy larga y de repente suben los brazos al cielo y gritan “¡Uuuuh!” al unísono. En la segunda, alguien de su antigua vida va a buscar a un chico síndrome de Down que se ha escapado y, cuando le encuentra, otra persona dice que ahora ha vivido de verdad. Es ese tipo de película que conquista al público menos cínico y más emocional. La he aborrecido.
No os voy a mentir: ya habéis visto La familia que tú eliges. Veréis, os voy a contar el inicio de la trama y comprobad si podéis rellenar los huecos. Zak es un chico con síndrome de Down que vive en una residencia para ancianos e intenta escaparse todo el rato para ir a una academia de wrestling situada en otro estado. Cuando consigue salir, se encuentra con Tyler, otro prófugo de la justicia del que se hace amigo. Pero oh, qué sorpresa, su cuidadora, Eleanor, aparece para llevárselo otra vez a la residencia. ¿Qué creéis que pasará? ¿Irá a la academia de wrestling? ¿Se enamorarán perdidamente Eleanor y Tyler? ¿Te mostrarán una perspectiva tremendamente edulcorada de vivir con un síndrome de Down? Tendrás que verlo para saberlo.
En verdad agradezco mucho que en España el título original (The Peanut Butter Falcon) se haya aguado y convertido en uno propio de un telefilme alemán de tarde. No merece un título tan asombrosamente pegadizo como El halcón de mantequilla de cacahuete. Ojo: soy muy consciente de que esta película ablandará los corazones de la mayoría de la audiencia. Está hecha para ganar premios del público en festivales y que la gente salga con una sonrisa. Yo, sintiéndolo muchísimo, la he sentido profundamente manipuladora.
No pasa nada: se puede disfrutar de una buena película manipuladora, pero en este caso se hace bola. Zak es un buen personaje, pero está rodeado de relaciones imposibles de creer y su dulcificación llega a caer en el ridículo. Un poco lo que le pasaba al Derek de Ricky Gervais, que era entrañable pero llegado a un punto querías verle hacer alguna mezquindad ni que sea para recordar que es humano. Zak es la punta de lanza de una película que, cuando no orbita sobre él, pierde toda la fuerza.
No es culpa de los directores y guionistas, Tyler Nilson y Michael Schwartz, que firman aquí su primera película. Como ópera prima es muy decente. No destaca especialmente en nada, pero tampoco rechina. Es una obra destinada a hacer que te sientas bien y, como tal, ni hace alardes ni lo necesita. A Zack Gottsagen, la auténtica estrella, que también estará en el musical Best Summer Ever, le acompañan sobradamente bien Shia LaBeouf (más desmejorado que nunca), Dakota Johnson (tratando de sobreponerse a la carga de ser Anastasia Steele) y Bruce Dern en un papel pequeñito pero, como siempre, resultón.
Entonces, si la culpa no es del resultado técnico, ni del artístico, ni de los actores, ¿qué es lo que falla en La familia que tú eliges? Nada per se. En serio. Si creéis que una película positiva, de sentirse bien con uno mismo y darse palmaditas por haberla visto es lo que necesitáis en estos tiempos de incertidumbre, no dejéis que la opinión de un cínico treintañero os afecte en lo más mínimo. Id a verla, disfrutad, gozad con los planos sacados de otras mil películas, con las situaciones mascadas hasta poder predecir cada uno de los movimientos y de las escenas remarcadas musicalmente para hacer llorar. En tiempos como estos a veces es mejor abrazarse a lo que conocemos y nos hace sentir calentitos que correr a probar cosas nuevas que hagan que nos desestabilicemos.
La familia que tú eliges no tiene nada de especial, ni de místico o especialmente bonito. Se limita a reproducir situaciones y escenas que tenemos todos en el imaginario colectivo, pero es innegable que las partes entre Zak, Eleanor y Tyler funcionan como un tiro, por forzadas que resulten. A estas se le añaden unas escenas de wrestling que podrían ser maravillosas pero resultan aceleradas y confusas y otra subtrama de un grupo que quiere hacer pagar a Tyler sus fechorías que nunca termina de arrancar y acaba en tierra de nadie.
Cada familia es un mundo. Yo, por si acaso, os aconsejaría no elegir esta.