¿Cuántas aseveraciones habremos lanzado al aire en estos años que llevamos de crisis? ¿En cuántas reuniones de amigos habremos pontificado sobre quién es el culpable de todo lo que pasa a nuestro alrededor? Kauflanders pretende aglutinar todas estas ideas y lanzárnoslas a la cara con la intención de que algo se nos remueva por dentro.
Siguiendo una narración cercana a lo documental de creación, la película de Olaia Sendón acumula ideas y sensaciones en un continuo estado de reflexión donde la imagen, dentro y fuera de contexto, adquiere nuevos significados. Una cena de amigas es el nexo de unión de la acumulación de grabaciones en Super 8 que se van alternando. Las cuatro mujeres divagan sobre la especulación, los créditos, la naturaleza de las imágenes y demás derivas intelectuales que desde lo más pedante a lo más cotidiano. También seremos testigo de la narración del mito del Kauflan, un ente que se manifiesta a través de las matemáticas y la economía.
El principal valor de Kauflanders reside en su capacidad de proponer un discurso abierto a la interpretación que en ningún momento pretende ser nítido. Al contrario, esa catarata de ideas e imágenes es la que hace que nos planteemos el verdadero peso de nuestras ideas y que nos demos cuenta de que todos somos un cuñado en potencia.