De los productores de 300. Así se anuncia sin pudor este Inmortals que con escaso tino ha perpetrado el a veces interesante Tarsem. Digo sin pudor porque a este eslogan se le añade una estética de tonos dorados similar a la película de Snyder, no sea que el espectador no capte la idea. Poco más tiene en común este fallido intento de leyenda épica con la de los espartanos.
En principio poco puede hacer Tarsem con una historia que hemos visto mil y una veces: el joven Teseo verá como tiene que asumir la responsabilidad de ponerse al frente un ejército que se enfrenta a unas hordas de malos liderados por un siniestro Mickey Rourke. No hay ni el más mínimo intento de plantear y desarrollar el tema de una forma original, así pasamos por una serie de escenas previsibles donde nuestro héroe no se ve capaz de asumir el reto que se le impone hasta que se lo termina creyendo. Y mientras nos invade el sopor y los bostezos.
El aspecto visual, que es la fuerte del director, tampoco es que sea como para tirar cohetes. Tarsem se despacha profesionalidad de buen artesano pero tampoco es que tenga muchas ganas de derrochar el talento. Un par de escenas calcadas a 300, otro par que nos remiten a la desafortunada Furia de titanes y unas cuantas estampas estimables no son suficientes para sacarnos del tedio. En poco ayuda el escaso carisma de Henry Cavill que esperemos esté más inspirado en el Man of steel que preparara Zack Snyder. Aquí no deja de ser una mezcla entre bella e inerte estatua griega y un dependiente de El Corte Inglés.
Inmortals es de estas naderías que se estrenan porque seguro que este fin de semana alguien cae en la trampa y va a verla pero que a la semana siguiente caerá en el olvido. Ya estoy yo aquí para deciros que no perdáis el tiempo. Ya lo hago yo por vosotros.
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